Beñat ZALDUA
Negociaciones en el Eurogrupo

La rigidez alemana dificulta el acuerdo tras las cesiones de Grecia

Atenas puso ayer sobre la mesa su propuesta definitiva: una prórroga de la asistencia financiera a cambio de cumplir con la mayoría de demandas de sus socios. La petición fue bien recibida por la Comisión Europea, que dio por hecho el acuerdo. Alemania, sin embargo, se encargó de echar agua al vino, desautorizando a las instituciones europeas y declarando insuficiente la propuesta griega. El desenlace, hoy, en una nueva maratón del Eurogrupo.

Parecía imposible, pero Grecia encontró ayer el término medio entre sus demandas y las exigencias de sus socios europeos. O eso pareció hasta que el ministro de Finanzas alemán, Wolfang Schäuble, abrió la boca. Situémonos. Hasta ayer, Atenas pedía una prórroga del crédito sin las restrictivas condiciones del programa de rescate, mientras que el Eurogrupo supeditaba cualquier nuevo préstamo a la petición de una prórroga de dicho rescate. La solución propuesta ayer por Grecia fue pedir la prórroga de una cosa llamada Acuerdo Marco para el Mecanismo de Asistencia Financiera. La música gustó en Bruselas, donde el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, convocó inmediatamente una reunión de los ministros de Finanzas de la zona euro para hoy, con el objetivo de cerrar el acuerdo.

La pregunta es: ¿Qué es el Acuerdo Marco para el Mecanismo de Asistencia Financiera? Técnicamente, es el contrato de crédito suscrito por Grecia con el fondo de rescate de la UE en el marco del programa de rescate. En la práctica, es la fórmula que los negociadores griegos han encontrado para proponer un «ni para ti ni para mí». Una salida lo suficientemente ambigua que permite a los europeos decir que se prorroga el rescate (el Acuerdo al que apela Atenas está supeditado al cumplimiento del programa de rescate), mientras que permite al Gobierno de Syriza asegurar que no se ha pedido una prórroga del rescate como tal.

Pero como el nombre no hace a la cosa (más en este caso en que cada uno lo llama como quiere), cabe fijarse en la letra pequeña de la propuesta, en la que Grecia deja claro que «respeta las obligaciones financieras» con sus acreedores. Además, tal y como reclamaba el Eurogrupo, se abstienen de «tomar medidas unilaterales que menoscaben las metas fiscales, la recuperación económica y la estabilidad financiera». Es decir, que ninguna medida social del Gobierno griego repercutirá sobre los objetivos económicos marcados por Europa. Pero la cesión más dolorosa es la supervisión de esta prórroga por parte de la UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI, es decir, la Troika (no nombrada como tal).

En este periodo de seis meses, Atenas también reclama que el BCE vuelva a aceptar los bonos griegos y propone iniciar las negociaciones de un nuevo «Contrato para la Recuperación y el Crecimiento» entre Grecia, Europa y el FMI. Asimismo, pide que en estas negociaciones se contemple el compromiso adquirido por el Eurogrupo en 2012, según el cual estudiará un alivio de la deuda griega si el país heleno cumple con los requisitos.

Obligado por las circunstancias y consciente de que la batalla importante es la de un nuevo acuerdo definitivo, las cesiones del Ejecutivo de Alexis Tsipras (que ayer habló por teléfono con su homóloga alemana, Angela Merkel), son innegables. Tanto que no faltó quien se lanzó a hablar de capitulación griega, mientras la mayoría de medios titulaban la noticia con brocha gorda: «Grecia pide una prórroga del rescate». Desde el corazón de Europa, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, calificó la propuesta griega de «compromiso razonable».

El acuerdo en el Eurogrupo se daba por hecho hasta que irrumpió en escena el ministro alemán de Finanzas, Wolfang Schäuble, que consideró a contracorriente que «la carta de Atenas no es una propuesta de solución sustancial». Hasta al ministro de Economía alemán y líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel, le pareció precipitado «decir que sí o que no». «Mi consejo es hablarlo», añadió.

La respuesta del Gobierno griego fue más tajante: «Mañana (por hoy) el Eurogrupo solo tiene dos opciones: aceptar o rechazar la solicitud de Grecia. Así se demostrará quién quiere encontrar una solución y quién no».