Joseba VIVANCO
Europa League

Europa exige mucho más

La defensa de tres de Valverde condiciona al equipo y los fallos en la zaga eliminan a los rojiblancos.

ATHLETIC 2

TORINO FC 3

Era el día, era la noche, el estadio vestía sus mejores galas, sus mejores colores, en rojo y blanco, bajo el pertinaz sirimiri, incesante, como diría el escritor Juan Villoro, «en San Mamés los jugadores oyen los gritos con la piel». Pues anoche era uno de esos momentos. Mágicos. Quizá por eso mismo la derrota resulte más dolorosa si cabe. Porque había fe e ilusión. Y empuje. Y corazón. Pero no mucho más. La estrategia fue en la ida para Ernesto Valverde, esta vez la partida la ganó el veterano Giampiero Ventura. El Athletic siempre fue a remolque en el marcador y casi siempre en el juego. El `Toro' fue, al final, mucho toro. Los rojiblancos siempre lo intentaron, más planos en una primera mitad muy encorsetada, más verticales y sueltos en una segunda trepidante... hasta que el tercer gol italiano lo puso casi imposible. Como así fue.

Ernesto Valverde apostó por la defensa de tres, con Iraola y De Marcos por bandas, pero el efecto no dio resultado, ni fue de lejos el mismo que en Turín. Es más, a toro pasado, permitan la expresión facilona, hasta puede que se equivocara. El campo se estrechó demasiado, el Athletic perdió sus clásicas alas y mientras sus ataques eran siempre en estático, con la zaga italiana bien anclada, las contras granotas cogían a los rojiblancos a contrapié. Y a cada acción ofensiva visitante se sucedía algún susto, algún corte de respiración en el graderío, ya fuera en las botas de Quaglariella o en las de Maxi López. Y eso se reflejó en el 1-2 con el que ambos equipos se fueron a la caseta bajo una incesante cortina de lluvia.

Con un San Mamés entregado en cuerpo y alma con su equipo, a los 23 segundos Aduriz ya provocaba el primer córner. Pero a los dos minutos el rival metía en aprietos la portería de Iago. Malo. Presagio. Un arranque abierto al que rápidamente el Torino ató en corto, echó el candado, se jugó a lo que él quiso y en todo momento se sintió cómodo. Un libre directo lejano de Beñat puso en aprietos a Padelli, pero en un minuto fue la dupla visitante la que puso un nudo en la garganta de San Mamés.

El Athletic tenía la pelota, pero la sensación con el pasar de los minutos era que el `Toro' mandaba. Esperaba su oportunidad. Sin fisuras, sabedor de a lo que juega. Entre tanto, aprovechaba la permisividad arbitral para repartir a diestro y siniestro, falta tras falta, pisotón a Gurpegi que al final se fue lesionado, manotazo a Laporte en la cara. Y entre roce y roce, con un Athletic que no encontraba huecos en la tupida red granota, penalti cometido por el capitán que Quaglirella transforma.

Muchas dudas. Si ya se atisbaba difícil por el devenir del juego, ahora todavía más. San José remataba muy alto, pero Maxi López lo hacía al lateral de la red de Iago. Los rojiblancos estaban atascados, obtusos, sin clarividencia, sin bandas, sin espacios. Aduriz era un náufrago. El equipo naufragaba con él. La obligada salida de Williams por Gurpegi a falta de cinco minutos para el descanso fue el preludio del empate, nacido del toque de seda de Beñat, que Iraola templa y con suavidad salva la salida de Padelli. El mismo Iniesta lo hubiera firmado.

San Mamés se volvió mosaico, volvió a creer, las pulsaciones se relajaban, la eliminatoria estaba otra vez de su parte. Pero no iba a ser la noche de la defensa rojiblanca y sí la de la delantera granota. Sobre el pitido, en el descuento, despiste defensivo generalizado, jugada trenzada por los transalpinos y ahí estaba Maxi López para cabecear un centro lateral, como en el viejo Comunale. Igual, igual. Ni de sacar de centro hubo tiempo.

No podía esperarse otra cosa de los leones y salieron de vuelta de vestuarios con la necesidad imperiosa de dar la vuelta no solo al marcador sino al ritmo del partido. Valverde no varió el esquema, pero activó a un Muniain que como allí en Turín, lideró la igualada. Pero solo hasta ahí. Antes, Iago salvó los muebles, o alargó el sufrimiento visto lo visto, al sacar un remate a bocajarro del omnipresente Maxi López. La réplica, en un partido que se volvía loco, la daba el joven Williams, peinando un centro lateral de Rico al poste. Pero no se hizo esperar mucho ese gol tan buscado como a la postre insuficiente, estéril.

Ahí estaba Muniain, pidiendo la pelota, por dentro, caracoleando, encarando, rebelde, para guiarla, atraer defensores y filtrar una asistencia messiánica a De Marcos, que hacía la igualada. ¡Qué momentazo! Lo habían vuelto a hacer. Otra vez estaban dentro. A base de corazón, de actitud. Pero eso no basta siempre. Como ayer. Volvió a durar poco la alegría en casa bilbaina.

La defensa. ¡Ay, ayer la defensa! Los centrales rojiblancos la quieren inexplicablemente sacar jugada, al final Iraola se contagia, roba el rival, gana una vez más el lateral, centro templado y en el segundo palo surge Darmian para enchufarla cruzada. Y se acabó. Diez minutos por delante, demasiado esfuerzo físico. Demasiado... Es más, el Torino a punto estuvo de hacer el cuarto. Hubiera sido excesivo castigo. Lo intentó el Athletic, a la desesperada. Era el día, pero no fue su noche. Quizá no es su temporada. Se le atragantó el Torino, se le atragantó quizá la estrategia. Ahora hay que esperar que no se le atragante la Liga. O la Copa. Como alguien escribió, «la vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a bailar bajo la lluvia».

Valverde: «Tenemos que levantarnos cuanto antes»

«Después de empatar a uno nos faltó parar el partido para ir al descanso con ese resultado. Con el 2-2 nos pasó lo mismo. Nos faltó sangre fría, nos descontrolamos y, como ellos son un buen equipo, lo aprovecharon», declaró Ernesto Valverde para explicar el resultado.

También reconoció que, «aunque la línea defensiva nuestra es de lo más segura, tuvimos un par de desajustes que nos penalizaron».

Sin embargo, insistió en que «tenemos que levantarnos cuanto antes y centrarnos en lo que nos queda, que es mucho. Es difícil después de una derrota pero hay que pensar ya en el Eibar. GARA

El sorteo de los octavos de final se realizará hoy a las 13.00

A las 13.00 de hoy en la sede de la UEFA tendrá lugar el sorteo de octavos de final de la Europa League, fase para la que se clasificaron ayer además del Torino, Everton, Wolfsburgo, Dnipro, Nápoles, Zenit San Petersburgo, Brujas, Dinamo Moscú, Besiktas -que eliminó al Liverpool a penaltis-, Fiorentina, Inter de Milán, Dinamo Kiev, Villarreal, Ajax, Sevilla y Roma. Las 16 bolas con el nombre de un club se introducirán todas ellas en un bombo. El primer equipo en salir jugará el partido de ida en casa, y así será en el resto de eliminatorias. Se jugarán los días 12 y 19 de marzo.