Elkarrizketa
Ray Fernández
Solista cubano

«Las calles de La Habana y el muro del malecón fueron mi teatro de operaciones»

El músico cubano Ray Fernández se encuentra de gira por Euskal Herria. Presenta su álbum «Paciencia», un disco de raíces cubanas donde cabe la fusión, pero es el color y el ritmo quien domina. Además de unos excelentes textos, inspiradas composiciones e interpretación vocal entre voz irónica, directa y timbre grave de agradable y magnético tono. Es luz, es ritmo y está de gira.

El cubano Ray Fernández nace en un pueblito llamado Báez. Un lugar rural donde solo asoma una tienda, una iglesia y una tenue loma. Por juguetes no hay otra cosa que bañarse en el río, domar caballos y correr a los toros. Parece poco, aunque, en realidad, no deja de ser un tesoro de libertad y sabia acomodación al entorno. Añoranzas.

Fernández está de gira. Mañana actúa en Modelo aretoa de Zarautz (22.00 horas), verá el mar, pues para esta gira reside a Atxondo, entre fríos que su cuerpo no asimila, aunque lo va llevando mejor. El sábado se queda en casa: en Plateruena de Durango (22.30). El 12 de marzo se acerca hasta el festival Lekuek, Astra (20.30) será su destino. El 15 se desplaza hasta Kafe Antzokia de Bilbo (21.30). El 19, viaje a Bastero de Andoain (20.00). De nuevo al mar el día 20, Beikozini (23.00) y cierre en la sala Zentral de Iruñea el 22 de marzo.

«Paciencia» es un disco creativo sin faltar a los ritmos de la isla, pero con las fusiones que, de vez en cuando, propone el dúctil Ray Fernández. A las sobrias composiciones, le añade melodía vocal, arreglos vocales arrebatadores, guitarras acústicas virtuosas, el tres, percusiones, textos de escritor con sentido del humor y la socarronería... y arreglos de artista pleno abierto al detalle: una guitarra flamenca, un solo de trompeta espectacular o una flauta andina. Fernández está con banda y su directo sugiere cielos azules y mucho sol.

¿Cómo llega a sus manos la primera guitarra y la primera canción?.

Una vieja guitarra negra que tenía mi abuelo fue la primera que tuve en mis manos. Y luego, una soviética que me regalo él. Con esa compuse mi primer tema, un tema malísimo y largo como un real de tripa..

Qué estilos son los que más le influyeron en la época de formación.

La vieja trova tradicional, el son y la guajira han sido la mayor influencia. Desde pequeño me gustó ese tipo de música.

¿Cómo le ha ido como músico callejero?

Las calles de La Habana y el muro del malecón fueron mi teatro de operaciones. Y te garantizo que te ganas la vida malamente. En esos lugares he sido solemnemente abucheado y también estruendosamente aplaudido.

¿Por qué ha necesitado paciencia?

Es muy complicado grabar en Cuba. Yo llevaba ya años tratando de grabar este disco, hasta que finalmente se logró. Por esa razón y esa espera desesperada fue que lo titulé «Paciencia».

¿Dónde encontró sus principales referencias?

En la vieja trova tradicional, el son y la guajira. Desde pequeño me gustó ese tipo de música.

Dice que en casa es su mujer Lenia quien manda.

Mi mujer Lenia es mi musa inspiradora, madre de mis hijos, albacea de mis bienes y futura viuda.

Cuida mucho las letras y las palabras, ¿cómo se ha formado?

Leyendo bastante poesía y ensayo.

Una de las mejores canciones es «El gerente», por música y letra.

Aquí denuncio y critico a los arribistas de la Revolución y la burocracia, todo de manera constructiva y con mucho humor.

Incluye una canción con letra del poeta Miguel Hernández, «A ti, llamada impropiamente Rosa».

Es mi poeta de cabecera y ese tema lo tenía hecho hace tiempo, lo había musicalizado.

El disco lleva un bonus track y aparece Omara Portuondo cantando, ¿cómo sucedió?

Yo quería poner un bonus track con un tema de la vieja trova tradicional, y casualmente Omara Portuondo pasaba por allí en aquel momento, escuchó que estábamos grabando y me pidió si podía cantar en el disco. Te imaginarás, la respuesta fue obvia y lo disfrutamos mucho. Ella descalza en el estudio, dirigiéndonos a todos.

¿Cómo lleva este clima pervertido de frío, nieve y agua?

El asunto meteorológico de Euskal Herria lo llevo muy mal: me he tomado cantidades navegables de pacharán y vino para entrar en calor. Yo soy muy ajeno a la nieve y al frío, pero me gustan mucho los pueblos que he conocido. Ya le he hecho hasta un son a Abadiño.