Amaia Ereñaga
CRíTICA música

Yo pisaré los teatros nuevamente

Renacimiento-, el título del último trabajo de Pablo Milanés, es un juego entre su situación vital y su actual etapa musical. Renacido a sus 72 años, con una imagen saludable que no veíamos hace años, lejos de aquellas entradas en los conciertos apoyándose en muletas -su mujer Nancy, una gallega con la que vive en Pontevedra, le acaba de donar un riñón; le ha dedicado una canción preciosa, por cierto-, y renacentista por la mezcla de elementos del barroco con la música tradicional cubana que incluye en el disco con el que está de gira europea. Una gira que le llevó la noche del miércoles a Donostia y ayer a Iruñea.

Ante un Teatro Victoria Eugenia repleto y acompañado por seis músicos, Pablo Milanés mezcló temas nuevos con sus clásicos, porque de clásicos se les puede calificar sin ninguna duda a muchas de las canciones que, desde finales de los 60, han compuesto tanto él como Silvio Rodríguez. Distanciados o no por sus posiciones políticas sobre el castrismo, lo que no se les puede negar a ambos es que, con su aportación al movimiento de la Nueva Trova Cubana, son parte del patrimonio cultural de la isla... y de la memoria colectiva de varias generaciones.

Con su voz de tenor y su vibrato, Pablo Milanés desgranó alguna de las muchas baladas de amor y desamor que ha escrito en su dilatada y fructífera vida musical. Canciones con las que viaja del amor al desamor con «Amor de otoño» y «El otoño de amor»; al pasado, con «De qué callada manera», uno de los muchos poemas de Nicolás Guillén que ha musicado, y todo ello mientras reflexiona sobre «El tiempo, el implacable» («Aferrarse a las cosas detenidas / es ausentarse un poco de la vida / la vida es corta al parecer / cuando se han hecho cosas sin querer»).

El respetable le acompañó con más o menor potencia de voz en «Para vivir», «El breve espacio en que no estás» y la eternamente «Yolanda», dedicada esta a su segunda mujer y madre de tres de sus nueve hijos. Terminó este concierto íntimo, con los bises, con una de sus canciones más políticas y que, dijo, siempre interpreta en memoria de su hermano. Era «Yo pisaré las calles nuevamente», un título escrito tras el golpe de estado chileno de 1973 («Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes»). Por cierto, estaba previsto, pero no cantó el «Txoria txori».