GARA GASTEIZ

El «caso Epsilon», más cerca de juicio al desestimarse el recurso de Villadelprat

El Juzgado de Instrucción debe ahora concluir la instrucción penal de este caso, en el que se investiga si en la quiebra de la empresa se incurrió en los delitos de insolvencia punible, apropiación indebida y delitos societarios.

El caso sobre una posible apropiación indebida y delito societario en la quiebra de la empresa automovilística Epsilon, que aspiraba a competir en la Fórmula Uno, está más cerca de juicio ya que la Audiencia de Araba ha rechazado el recurso presentado por su administrador único, Joan Villadelprat, contra el auto para la apertura de juicio oral.

El auto dictado por la Sección Segunda de la Audiencia alavesa rechaza tanto el recurso de Villadelprat como el planteado por el británico Mark Payne, que creó otra escudería en abril de 2011, Epic Racing, formada por personal de Epsilon, a la que esta empresa vendió un mes después todos los activos vinculados a la rama de competición automovilística.

Villadelprat ya fue condenado en 2013 a pagar 900.000 euros a los afectados por las deudas de esta firma al considerar que fue el único responsable de la quiebra «culpable» de Epsilon. Además se le impuso una pena de tres años de inhabilitación para administrar bienes ajenos.

Ahora, tras el rechazo de estos recursos, el Juzgado de Instrucción número 1 de Gasteiz concluirá la instrucción penal de este caso, en el que se investiga si en la quiebra de esta empresa se incurrió en los delitos de insolvencia punible, apropiación indebida y delitos societarios. Una vez finalizada esta fase dictará previsiblemente el auto de apertura de juicio oral.

Villadelprat y Payne recurrieron el auto dictado por este juzgado alegando «indefensión» y «falta de motivación» de esta decisión judicial, pero la Audiencia rechaza ambos en un auto contra el que ya no cabe recurso.

La Sala considera que «no es de recibo la interpretación» que hacen Villadelprat y Payne, porque dicha sentencia deja claro que con la venta a Epic Racing se desgajó «el pilar» y «mayor atractivo» de Epsilon, su rama de competición, que le proporcionaba el 97,5% de sus ingresos.

Además esa rama tenía un valor de algo más de un millón de euros y se pactó un precio de venta de 200.000 euros mediante un pago aplazado que no llegó a cumplirse por la empresa compradora.

Según la comisión de investigación creada en el Parlamento sobre este caso, Epsilon recibió casi 50 millones de euros en ayudas de varias administraciones públicas, entre ellas de los gobiernos vasco y español.