Pablo CABEZA
BILBO

«The power of guitars» recoge parte de la historia de Azkena Rock Festival

Trescientas páginas, más de cien comentarios realizados por diferentes especialistas musicales con su correspondiente foto. Portada dura con título con letras doradas sobre fondo negro de tela, papel cuché de alto gramaje, trescientas páginas y mucho que recordar contornean las quince ediciones del singular festival gasteiztarra. «The power of guitar» se encuentra ya a la venta desde la web del festival y tiendas especializadas.

Los festivales de gran tamaño tienden a ser eclécticos en contenidos para arrastrar al mayor número de seguidores. Los de formato medio, quizá el lugar de Azkena Rock por medidas, pueden recurrir a cierto nivel de especialización al no proponerse cifras de impacto. Bajo esta perspectiva, Azkena Rock se nutre de bandas de primer nivel, de festival grande, junto con otras de menor repercusión, aunque vitales. Las guitarras suelen ser el denominador común, quizá por eso el libro no se titula con el previsible “Quince años de Azkena” y sí con el determinante “The power of guitar”, aunque sí cita en un ángulo inferior “ARF 2002/2016”.

Sus trescientas páginas exactas, como la película “300”, es pura casualidad, pero parece una cifra adictiva. En ellas más de un centenar de especialistas comentan su concierto preferido, en lo posible, pues según se iban realizando las peticiones muchas plumas se quedaron sin su potencial elección por estar pedida. No obstante, sí hay algunos nombres, pocos, que repiten autor. En todo caso, tener que prescindir de los evidentes por obligación ha servido para que el libro sea más abierto y que los nombres “alternativos” se codeen con los familiares.

Repasar sus páginas o el mismo índice abruma. Resulta muy sencillo escribir los nombres fáciles, más populares: un Ozzy Osbourne, The Who, Dylan, The Black Crowes, Alice Cooper, Status Quo, John Fogerty, Chriss Isaac, Lynyrd Skynyrd, Slash, Sex Pistols, Iggy Pop, Deep Purple..., pero conviene recordar en modo ráfaga que por allí pasaron grupos como Hoodo Gurus, Tool, Blue Cher, Bad Brain, Band of Horses, My Morning Jacket, Radio Birdman, Blackyard Babies, Mudhoney, The Cramps, The Flamin’ Groovies, Violent Femmes, Ryan Adams, DKT/MC5, The New York Dolls, The Pogues, Queens of the Stone Age, Bad Religion´&bs;on, Televisión, Beasts of Bourbon, Bad Brains, The Cult, Cheap Trick, Paul Weller, Brian Setzer, Gregg Allman, Imelda May, The Damned, Danzig, Blue Oyster Cult, The Smashing Pumpkins... En fin, es tan explosiva la lista que uno puede perder el control de la mesura lanzando nombres y nombres. Pero el repaso, y muy por encima, sugiere que en las campas de Mendizabala se apilan los nombres de cientos de proyectos que definieron el rock contemporáneo.

También alberga el ARF un puñado de bandas locales, podrían ser más, sin duda, pero por allí pasaron Audience, The Soul Breakers Co, Atom Rhumba, Quaoar, Petti, Willis Drummond, Lisabö, Porco Bravo, Bizardunak, The Riff Truckers, Juke Box Racket, Bronze, The Hot Dogs, Reverendo Parker, Los Brazos, , Sumision City Blues.. Vaya, que salen unos cuantos nombres.

«Hemos tocado en muchos festivales este verano, frente a todo tipo de públicos, pero esta noche sabemos [es lo que tiene sentirse mimético con el cartel] que solo tocamos para rock’n’roller», gritaba desde el escenario el líder de Danko Jones. El director Juanama Bajo Ulloa toma ese “palabro” y titula su repaso documental con “RocknRollers”, un espléndido viaje fotograma a fotograma de la experiencia ARF. El documental se incluye al final del libro, como un adjunto goloso.

El libro se encuentra ya a la venta en diferentes tiendas especializadas y en la web de Azkena Rock, pero si no son vías adecuadas por la razón que sea, gastos de envío por ejemplo, a partir de setiembre se hallará en librerías, que tampoco serán muchas. Precio medio, los 30 euros.

Alfonso Santiago director del festival apunta: «Hemos atravesado el umbral de la decimoquinta edición en Azkena Rock Festival, el camino no ha sido sencillo, a los comienzos inciertos se añadieron crisis que reaparecían con frecuencia, a veces motivadas por factores externos y otras por una mala gestión interna», pero se aferra a la voluntad como medio para seguir.

Asimismo reafirma ideario: «Tenemos más claro que nunca lo que somos y lo que queremos seguir siendo, y esto, nos ayuda a comunicarnos mucho mejor con quienes sienten lo mismo que nosotros. Estamos logrando que afloren muchas de nuestras inquietudes; con el escenario Trashville queremos conectar con el espíritu cercano de los conciertos en salas, hacer este libro también es una fuente de satisfacción, así como producir la película ‘RocknRollers’ o dar vida a ARF Recordings donde desempolvaremos directos históricos del festival en vinilo. Otro puñado de cosas seguirán apareciendo como resultado de esta ilusión, de las ganas de seguir luchando, aunque sea a contracorriente, por un festival de rock en el siglo XXI en Vitoria-Gasteiz».

Buena idea que Azkena ofrezca referencias personalizadas, pero sería adecuado que se cambiara el modo de enfocar estos delicatessen. Parece cuestionable que el disco de Beasts of Bourbon, por ejemplo, solo sea adquirible por quienes compren un determinado paquete. Eso no es dar vida a un ARF Recordings, sino jugar con el márketing más llá de lo deseable.

Reseñar también el serio trabajo de coordinación y prólogo del periodista Javier Corral.