Iulen Lizaso Aldalur

Al diputado Sr. Asensio

Difícil que le llegue esta misiva a través de los medios en que usted se prodiga. Ni siquiera sintetizada para que los gipuzcoanos conozcan la  parte de verdad «secuestrada» de lo que pudiera ser una hoja de ruta técnicamente viable, económica y ecológicamente responsable por parte institucional y corresponsable por parte de los ciudadanos.

Sr. Asensio, ¿qué les va en ello para esforzarse hasta la infamia en ese blindaje mediático que les obliga a «ensuciarse» en políticas de hechos consumados, hipotecando a los ciudadanos por medio de concursos financiero-mercantiles público-privados presuntamente opacos y gravosos para las arcas públicas?

Intuyo tanto como no dudo que, día a día y en la medida que se dan escándalos de corrupción y fraude fiscal, es más patente la relación íntima entre poder institucional, mediático y empresarial, en labores de colaboración necesarias, saliendo a la luz nombres y apellidos de personas que gozaban de buena reputación social en base a su solvencia profesional y crédito moral. Y seguirán saliendo a pesar del blindaje mediático… pues cada día hay más luz en el desván.

Ello explica que en el ranking de transparencia ocupemos las últimas plazas a la par de EEUU y muy alejado del total de resto de países europeos…, a excepción de Turquía; y en el de libertad de prensa según Freedom House hemos retrocedido 14 puestos, sin duda alguna por servidumbres recíprocas a favor de engrasar las puertas giratorias de empresas indirectamente concertadas. Un periodismo mercantil más dado a ello que a la difusión de noticias y artículos de opinión desde una posición más neutral, que permitiría a los ciudadanos conocer la realidad reflejada en ambas partes del «espejo» y así poder discernir con mayor conocimiento de causa.

«La verdad es un espejo partido que nadie posee por completo. ¿Mi verdad? No ¿Tu verdad? Tampoco… Juntémoslas y tendremos ambos una porción más grande de verdad», nos venía a pedir el bueno de Antonio Machado…, y se lo hago llegar a través de estas líneas.

Hace menos de un año  propuse a un director de prensa, unir esos dos «espejos» en un debate público, y en primera instancia aceptó celebrarlo en un hotel donostiarra como años atrás se organizó sobre el superpuerto de Pasaia, en el que cuatro datos abrumadores insuficientemente tratados por esos mismos medios, sirvieron para desmontar todos los razonamientos a favor de ese macroproyecto. Me contestó desde su periódico: He leído su propuesta para debatir el tema de los residuos en Gipuzkoa y la acepto. Coincido con usted en que es hora de contrastar un tema tan polémico de manera seria, abierta, con conocimiento de causa, sin compromisos espurios, ni oportunismo político. Acepto su propuesta y le rogaría colaboración para hacer una lista de ponentes… y den respuesta satisfactoria a las preguntas que inquietan a los ciudadanos… De su posterior mutis por el foro deduzco que: llegó el comandante y mandó parar.

En mi último escrito de opinión, también censurado, insisto: «Sin partir de datos reales que se consiguen con uno y otro sistema, es imposible hablar un mismo lenguaje ya que mientras GHK no homologue una metodología armonizada de cálculo por vía directa, mantendremos el eterno diálogo de sordos que se da en años.»
 
No muestran ningún interés en unificar un lenguaje y metodología de cálculo que permitiría llegar a datos reales incontestables, donde a partir de ellos y no de reiterados publirreportajes de prensa, se justificaría o no la necesidad de sus macroproyectos. Lo vimos con las justificaciones para el superpuerto; lo vemos con las justificaciones para el TAV cuando nos dicen que ese tren va a sacar camiones de la carretera y ahora resulta que van a meter trenes en la carretera, «megatrucks» para 60 toneladas y dos remolques de hasta 25 metros de largo, en el país europeo con mayor kilómetros de alta velocidad y con el menor tráfico ferroviario de mercancías, escasamente el 4% siendo la media de la UE-15 el 22%… ¿qué credibilidad merecen?

Sr Asensio, con verdades a medias (por ser amable), últimamente se prodiga mucho en esos medios, y aunque no fuese así, la parte de verdad que sostiene sobre el tema de residuos, su planificación, plan de progreso y valoración desde la comparativa de sistemas y datos conocidos en Gipuzkoa y territorios europeos a la cabeza en eficiencia y buenas prácticas… además de sesgada, es insuficiente para alcanzar los parámetros de eficiencia cuantitativa y cualitativa exigibles para homologarlos dentro de la economía circular.

Nos anuncia una planta TMB para separar lo que se recoge mezclado (con contenedores el 75% y Pap y con pequeños contenedores el 20% de lo generado). Otra planta de biometanización, imprescindible para tratar biorresiduos no aptos para compostar debido a su falta de frescura por recogida retardada en contenedor de 2.000 litros. Otra planta de biosecado (enorme gasto energético) para eliminar la humedad que contienen los materiales que entran en la planta TMB con exceso de materia orgánica proveniente de municipios con 5º contenedor. Gastar energía en secarla para luego quemarla en la incineradora como biomasa combustible para obtener energía… mayor entropía no cabe. Un derroche que invierte el balance energético, haciéndolo negativo en ciertas plantas de valorización energética como Sogama, Zabalgarbi… a menudo.

Los países europeos que menciona, aun incineran pero han invertido la prioridad desde políticas a favor de incentivar la valorización material de materia orgánica fermentable, papel-cartón aluminio, caucho y plástico…, principalmente. Países que por medio de medidas disuasorias y penalizaciones recogidas en su ley de residuos, obligan a los ayuntamientos a implantar sistemas de recogida eficientes con el fin de reducir las toneladas de errefusa con destino a la planta TMB e incineradora. Esos países, al aumentar las cotas de reciclado, hoy se ven con mayor dificultad para mantener el necesario flujo continuo de materiales; así se van cerrando hornos en Europa y en caso de querer mantener el servicio de distribución de agua caliente (ACS) no les otra más que importar basura.

La institución foral va en sentido contrario por partida doble. Así, dándose el hecho consumado de que tenemos una incineradora en la CAV, promueve la puesta en marcha de otra, sin poner reparos ni generar mayor alarma social, a pesar de que para alimentarla de continuo, se vea obligada a desbaratar sistemas de recogida reconocidos en todos los ámbitos de eficiencia máxima y demostrada operatividad en su territorio, para implantar sistemas de recogida selectiva poco eficientes en cantidad y calidad, que obligan a crear la necesidad de enormes inversiones en plantas de tratamiento, que a su vez para «justificar», amortizar y rentabilizar (en el caso de la incineradora) las inversiones, obligan de nuevo a generar grandes flujos de errefusa, que obligan a su vez a consumir productos de usar y tirar con mil envoltorios… ¡La locura consumista! ¿Esta es la «economía circular» que en el año 2.016 entienden nuestros gobernantes forales y consejera de Medio Ambiente?… ¿Y la huella ecológica Sra. Oregi?

En unos pocos municipios de Gipuzkoa sí existe una conciencia cualitativa rebelde a estas prácticas desmesuradas que actúa con coherencia y de manera corresponsable con el medio ambiente. Ayuntamientos que vienen demostrando que se puede prescindir de esas tres plantas, máxime sabiendo que en la CAV ya funciona una incineradora con capacidad suficiente para todos. Obligan a pagar y mantener a escote toda esa sin razón, cuando la tendencia europea es inversa, al implantar alternativas más respetuosas con el medio ambiente, cívicas, viables y sostenibles desde la economía, la ecología… ¡y la salud!   

Viendo lo visto, se diría que primero diseñan las infraestructuras que les interesa y luego el plan de residuos con el que se obtiene el resultado necesario para abastecerlas y «justificarlas». Hoy con los datos cuantitativos y cualitativos de Gipuzkoa y Bizkaia se hacen indispensables las tres infraestructuras, y con sistemas de recogida masiva abiertas 24 horas no hay progreso posible de esos datos.

Nuestro punto negro en la gestión de residuos es, que a pesar de generalizar la implantación 5º contenedor, se sigue llevando a vertedero más del 80% de la materia orgánica fermentable domiciliaria que se genera en Gipuzkoa, cuando de los pueblos Pap no se lleva ni el 3%. Así, pagar a escote entre municipios que han eligen operar desde la irresponsabilidad y quienes se muestran respetuosos con el medio ambiente… es injusto a todas luces.

¿Cómo solucionar? Copiar a esos países europeos sus políticas de incentivos y penalizaciones… «el que contamina paga.»
 
Aquí cabe recordarle a usted y a la consejera Oregi que una gestión integral de residuos se considera homologable en la economía circular cuando se vuelcan más medios en valorizar materialmente que valorizar energéticamente, con el fin de alargar el ciclo de vida de los materiales y con ello evitar prácticas extractivas del suelo y subsuelo. Esto exige legislar a favor de la prevención y reutilización como en Europa desde hace 15 años con la Ley de Depósito, Devolución y Retorno de Envases que en la Ley de 2.015 del GV ni hace mención (siendo la Comunidad Valenciana la primera en su puesta en marcha del Estado), y en segundo lugar medidas punitivas y disuasivas para evitar el vertido masivo y/o incineración de biorresiduos, complementadas con incentivos al autocompostaje, reciclado y compostado… como hacen esos países europeos.

¿Cuánto se valoriza materialmente en Gipuzkoa con uno y otro sistema de recogida? Este es su dilema; al decir dilema, no me refiero a conocer los datos de las partes, sino a no hacerlos públicos.

Estamos en período de la declaración de la renta. A Hacienda no le basta con que le digamos el resultado último: he ganado (reciclado) tanto; Hacienda exige demostrar cómo hemos llegado a ese resultado presentar los datos del dinero ingresado (residuos generados) y las facturas del dinero gastado (tickets del vertedero). Para saber cuánto se valoriza con cada sistema de recogida de manera incontestable, no hay más que sumar y restar una sola vez esos datos públicos…, pero no publicados. Nos quedaría desmenuzar y valorarlos con los datos de cada municipios para establecer comparativas de sistemas en debates abiertos y no solo entre miembros del futuro Observatorio para la Prevención y Gestión de Residuos Urbanos de Gipuzkoa y mucho menos por medio de publirreportajes de prensa que es lo único que seguimos teniendo hasta hoy… medio espejo: el espejismo de las «buenas prácticas» a modo de señuelos.

Asensio jauna, guzti honi, zer diozu? Zure txanda.

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