Joseba Villarreal
Responsable de Negociación Colectiva de ELA

Cambiarr la política industrial: una necesidad, más que una opción

Vivimos tiempos duros. Día tras día se cierran empresas, se despide a los trabajadores y trabajadoras, aumenta el desempleo, se dan recortes salariales y de condiciones de trabajo por todos los lados, amenazas y chantajes de deslocalización... Es lo que nos está tocando vivir, por lo menos a algunos.

Como dice el título de este artículo, es imprescindible una nueva política industrial, sobre todo si queremos que algo cambie en este país. Sabemos que con la actual política no nos va bien y por tanto habrá que forzar el cambio de la misma. Desde nuestro punto vista, la Política Industrial del Gobierno Vasco no aborda los verdaderos problemas de la empresas, ni impulsa, ni atiende, ni resuelve, ni colabora con el conjunto del entramado empresarial de este país. Existen algunas cuestiones determinantes que es preciso afrontar sin dilación.

 A la hora valorar la política industrial de un Gobierno, el vasco en este caso, hay que analizar la respuesta, la dedicación y las medidas que se implementan ante las diferentes variables que inciden en la marcha de la economía productiva. Hoy las empresas en este país tienen bastantes más problemas y de mayor complejidad que los costes salariales. Por apuntar siquiera someramente algunos de ellos: el acceso a la financiación es de los más caros de Europa; los costes energéticos están por las nubes; la competencia de países con salarios muy bajos limita o en muchos casos impide la competitividad; las dificultades para la internacionalización de muchas empresas; la falta de medios para desarrollar e impulsar la innovación tecnológica; los costes del transporte, en muchos casos, lastran algunas empresas; la falta de información respecto de muchas y muchas empresas también es preocupante; los problemas de adaptación a las normativas medioambientales; la falta de democracia en cantidad de empresas, etc...Lejos de tratar de solventar, o por lo menos de paliar, estos problemas e impulsar medidas para hacerles frente, el Gobierno insiste en el ataque a los costes salariales y la conflictividad como elementos principales de su acción política. Para el resto de medidas está la inacción o la propaganda.

 A nuestro juicio la política industrial del Gobierno Vasco está al servicio de las grandes empresas del país y de las grandes transnacionales, pero de ninguna manera al servicio del más del 95% de las pequeñas y medianas empresas que componen el tejido industrial de la CAPV. A pesar de que se pretenda hacer creer que las PYMEs de este país son el objeto principal de la política industrial del Gobierno Vasco, eso no es cierto, y esto lo saben mejor que nadie las propias PYMEs, los trabajadores y trabajadoras y las empresas. En muchísimas ocasiones, el entramado de la administración y las diferentes competencias de cada una de ellas -Gobierno de Madrid, Gobierno Vasco, Diputaciones o ayuntamientos- resulta un laberinto de incierta salida a la hora de poder canalizar la resolución de los problemas,. ELA entiende que una mayor coordinación de las instituciones ayudaría a resolver en gran parte este problema, además de evitar la duplicidad de servicios o ayudas (planteamientos como la ventanilla única pueden resultar claves en este aspecto).

 Es cierto que para que ello sea posible, cada institución debe dejar de lado sus propios intereses, de partido o de provincia, para poner por delante el interés común del impulso a la economía del país.

Además, no podemos olvidar que no hay economía que funcione sin trabajadores y trabajadoras con empleos dignos y este Gobierno no da precisamente ejemplo de buenas prácticas cuando actúa de patronal en su propio ámbito de responsabilidad: recorta salarios, aumenta jornada, destruye empleo, etc...Atenta contra toda lógica económica pensar que se puede impulsar la economía con cada vez mayor número de trabajadores y trabajadoras por debajo del umbral de la pobreza, con recortes sociales, con peores condiciones de vida...

 Es hora ya de poner a las personas en el centro de las políticas públicas. Este país necesita que el Gobierno, con sus políticas, equilibre las relaciones entre las élites más poderosas e influyentes y la gente, precisamente aquella gente que necesita de otras políticas y conforma la mayoría de Euskal Herria. Ahí encuentra su razón de ser la manifestación de Gasteiz en reivindicación de una política industrial distinta. No es una opción. Es una necesidad.

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