Ricardo Hernández
Técnico en Integración Social y coordinador de la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra Gaz Kalo

Cuando los niños y las niñas estudiaban para el mañana

Este menosprecio no será reparado hasta que no incluyan la historia del pueblo gitano en los libros de texto, esto ayudará a terminar con siglos de historia de exclusión.

Camarón cantaba una letra que decía: «cuando los niños en la escuela estudiaban p’al mañana mi niñez era la fragua yunque clavo y alcayata».

El Pleno del Parlamento de Navarra recientemente ha aprobado por unanimidad una resolución por la que se insta al Gobierno de Navarra a «incorporar la historia y la cultura del pueblo gitano en el currículo educativo». La resolución aprobada incluye un segundo punto en el que, a su vez, se exhorta al Gobierno de España a que «en el ámbito de sus competencias, lleve a cabo la incorporación de la historia y la cultura del pueblo gitano en el currículo educativo».

Desde la Ley General de Educación de 1970, la LODE 1985, la Logse 1990, la LOCE 2002, la LOE 2006 y la actual Lomce nunca han incluido en el currículo educativo, ni en los libros de texto de primaria, secundaria, grados medios, superiores y universitarios, ninguna mención explícita al pueblo gitano, ni a la cultura gitana, y las pocas referencias que pueda haber son negativas, prejuiciosas y estereotipadas. Cabe señalar que la institución que regula las reglas normativas del idioma español (RAE) definía a los gitanos en su cuarta acepción como «trapaceros», es decir, como «personas que engañan».

Se han empeñado en asociar la cultura gitana con la cultura de la marginalidad, denostándola para siempre. Ninguna institución se ha preocupado en recuperar, proteger y difundir, el legado de este pueblo, presente en la Península Ibérica desde el siglo XV, que ha aportado (entre otras cosas) palabras que usamos en nuestro día a día como chaval, chachi, chungo… y así podríamos encontrar más de 80 palabras, que provienen de la lengua romaní, incluidas en el castellano. La llegada del pueblo gitano aportó mano de obra especializada, herreros, guarnicioneros, esquiladores, tratantes y ganaderos, oficios muy demandados durante siglos. En el segundo viaje que realizó Cristobal Colón a América, embarcó un matrimonio gitano de Triana. El siglo de oro, la ilustración española o las generaciones del 98 o del 27 tuvieron más presentes a la cultura gitana que hoy. El Greco, Velazquez, Murillo, Goya, Sorolla o Picasso, y escritores como Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Valle Inclán, Unamuno o Lorca, o los músicos Albéniz, Granados o Falla, se inspiraron en la cultura gitana para componer algunas de sus obras más importantes. El viajero por excelencia, el inglés George Borrow, escribió varios libros que fueron best seller de la época hablando de la «España cañí», de la «España gitana» del siglo XIX, que atrajo a innumerables turistas y aventureros en busca de la cultura gitana. La mayoría de la gente desconoce que la Iglesia católica beatificó a Ceferino Giménez Malla, fusilado en Barbastro en la guerra civil española, o que Adelina Jiménez en el año 1967 fue la primera mujer gitana que ganó por oposición el título de maestra nacional, otra proeza que se desconoce es que uno de los cráteres del sistema planetario tiene el nombre de Carmen Amaya, distinción que le otorgó Estados Unidos, ya que junto a Sabicas vivió durante años en New York, después de haber recorrido el mundo entero con el arte más reconocido fuera de España, como es el flamenco, arte con denominación de origen del pueblo gitano, declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2010. Otro hito que no se puede olvidar como aportación del pueblo gitano a la transición democrática y a la sociedad es que uno de los firmantes de la Constitución Española del 78, fue el diputado gitano Juan de Dios Ramírez Heredia.

Desde que en 1499 los Reyes Católicos dictaran la primera pragmática antigitana, hasta la llegada de la transición democrática, pasando por la Alemania nazi, el pueblo gitano ha padecido durante siglos intolerancia, menosprecio y persecución. La peor de las injusticias hacia el pueblo gitano desde la llegada de la democracia ha sido la condena a la indiferencia, y no incluir la historia del pueblo gitano y la cultura gitana en el currículo educativo es menosprecio y una forma de racismo institucional. Este menosprecio no será reparado hasta que no incluyan la historia del pueblo gitano en los libros de texto, esto ayudará a terminar con siglos de historia de exclusión.

En los últimos años las instituciones europeas insisten en que las asociaciones gitanas sean protagonistas en el impulso de políticas en el ámbito local, autonómico, estatal y europeo, y exigen un tratamiento político nuevo, riguroso, consecuente, que evite los errores del pasado y que no admita manipulaciones. En esa línea, el Parlamento de Navarra ha dado un paso importante para que la historia y la cultura del pueblo gitano se reconozcan y aparezcan donde siempre tuvieron que estar: en la escuela y el sistema educativo, espacio donde se adquieren los derechos y deberes de la ciudadanía y donde se desarrollan capacidades para conocer, comprender y respetar la diversidad y las diferentes culturas que formamos parte de esta sociedad. Este es nuestro sueño, esta es la escuela que nos gustaría que se encontrasen los niños y las niñas cuando estudiaran para el mañana.

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