Endika Zapirain
Analista

Democracia: implicación de la ciudadanía

Coincidiendo con la cita electoral que se nos acerca, el autor reivindica la necesidad de un «desarrollo integral de la democracia» tanto de la ciudadanía como de las instituciones actuando a favor del interés general. En el caso concreto de Euskal Herria apela al acuerdo entre las fuerzas abertzales para liberarse del «lastre de España».

Todavía no se ha inventado un sistema mejor que la democracia. No existe otro modo potencialmente mejor en el que la ciudadanía pueda participar en la gestión pública, según sus preferencias, capacidad y, tal vez, vocación, en la forma establecida por el propio sistema, que necesariamente debe refrendarse por la propia ciudadanía. En ningún caso impuesto por nadie ni por nada.

Efectivamente, hemos podido constatar directamente, durante décadas, viviendo y observando in situ en diferentes lugares del planeta y a través de datos históricos, que de ninguna manera se ha experimentado ningún sistema que garantice la participación ciudadana de forma suficiente y determinante. Es decir, de forma universal, transparente y sin ninguna clase de discriminación: sexo, ideología, religión, origen, y cuantas características definen actualmente a personas de ambos sexos. Todas, sin excepción, tienen derecho y obligación a participar activamente en la gestión y dirección de su país, desde los diferentes ámbitos existentes.

Todos quieren aparecer como demócratas, hasta Franco y sus afines/correligionarios denominaban a su dictadura como «democracia orgánica». O sea, ni resquicio de lo señalado. Fidel Castro, en Cuba, también decía que la democracia la entendían de otra forma… una forma muy peculiar, por la cual los líderes de la revolución de 1959 e impulsores del régimen, se mantienen en el poder hasta la muerte. Estos constituyen los extremos entre innumerables casos: fascismo a socialismo.

La democracia no se puede interpretar según los gustos, pensamientos, intereses y demás especies. No. La democracia solo puede entenderse como el sistema de participación activa de la ciudadanía en todas las áreas y niveles de la administración pública. Pero, también, es preciso extenderla al ámbito privado.

Efectivamente, si la democracia no se desarrolla de forma integral, es decir, en todos los ámbitos de la actividad y convivencia, será muy difícil su desarrollo sostenible. Porque falla y fallará, tarde o temprano, la persona concreta. Es lo que estamos constatando continuamente. Falla el gobierno; falla el partido; el sindicato; la empresa; la banca; la Iglesia; la sanidad; la universidad; la escuela; la familia; los medios de comunicación; los militares; la policía; los jueces… fallan de raíz: no son demócratas, allí en donde están/viven/actúan (familia, trabajo, organizaciones diversas…) no se comportan como demócratas. Siempre existen, afortunadamente, excepciones.

Es muy importante y casi, se podría afirmar, imprescindible el desarrollo integral de la democracia; es indispensable interiorizar e impregnarse de actitud democrática en toda la actividad y vivencias para que sea sostenible y se pueda desarrollar continuamente hacia cotas más avanzadas. Esto es, obviamente, bastante utópico. Pero en la medida que se avance en esa dirección, se irán superando, sólida, suficiente y de forma sostenible, los innumerables problemas y situaciones indeseables que se dan en todas partes y ámbitos de convivencia humana. Nos afectan, con frecuencia, gravemente.

La ciudadanía. La implicación de la ciudadanía en todas las áreas y especialmente en elecciones públicas, es imprescindible. Es impensable pretender superar la situación actual en el área política, sin la implicación efectiva de la ciudadanía. Ahora disponemos de esa oportunidad básica: participar en la elección de concejales y junteros, de entre los cuales se formarán Ayuntamientos, Juntas Generales y Diputaciones; de estos organismos representativos de la ciudadanía, se elegirá a los dirigentes ejecutivos.
 
Si es importante que cada persona actúe en su ámbito de actuación de forma democrática, la importancia de que actúen de forma democrática los representantes de la ciudadanía en las instituciones, es enorme. No solo es necesario que sean personas con los conocimientos necesarios para desarrollar su función de forma solvente, es indispensable que sean y actúen de forma democrática para que realmente trabajen en función de la ciudadanía, para la ciudadanía y con la ciudadanía. Nunca para beneficio propio. Los políticos no están para lucrarse de su trabajo de representación.

Además deben involucrarse en la defensa de todos los derechos de las personas, sin excepción de ninguna clase. Deben defenderlos en cuantos lugares y organismos sea necesario, incluida la Troika.

Es necesario acabar con la práctica de los partidos políticos que han ocupado el gobierno de España en los últimos 33 años –PSOE/PP– consistente reiteradamente en doblegarse sumisamente, a los intereses del capital en sus diversas variantes; de actuar de forma autoritaria y verticalista, incluso dentro de sus propias organizaciones; de ignorar los derechos de la ciudadanía, de las personas, tomando decisiones que les perjudica gravemente. Y un amplio etcétera, que les invalida para seguir gobernando.

Es deseable que estos partidos queden al margen de las alternativas de gobierno, en cualquier lugar del Estado español. Se requerirá tiempo suficiente, para sanear y limpiar podredumbres. Para impulsar instituciones y medios que permitan evitar los grandes males que se han venido esparciendo por todas partes, en donde han gobernado (fraude fiscal; corrupción galopante; clientelismo; sumisión al capital y a los poderes fácticos; mezcolanza de poderes, etc.).

Euskadi/Euskal Herria. Necesariamente tenemos que acabar refiriéndonos a nuestra tierra. Aquí, nos afectan estas situaciones de una forma determinada. Formamos un pueblo, una nación, y todas nuestras actuaciones deben tener en cuenta esta importante circunstancia. El esfuerzo entre las fuerzas abertzales para establecer puntos de aproximación funcional sería muy deseable. No lograremos jamás liberarnos del lastre de España y los nacionalistas excluyentes españoles sin la complicidad efectiva de las fuerzas abertzales para avanzar en la dirección correcta. Hay que potenciar los factores que aproximan. Es absoluta y objetivamente falso que los grupos abertzales PNV, Bildu, Sortu no tengan nada en común.

Sin duda, hay personas en ambas partes que tienen algún tipo de interés en destacar las grandes diferencias. Pero teniendo en cuenta la realidad y las expectativas de futuro, son escasas y en modo alguno impiden los acuerdos suficientes para avanzar con firmeza y de forma sostenible. Diferencias siempre a partir de dos miembros.

Los organismos y dirigentes de estos grupos deberían hacer un esfuerzo para disponer de portavoces que no solo sean representativos, sino también los más aptos para facilitar el encuentro y no la repelencia en ambas direcciones.

Ahora la ciudadanía de diferentes orígenes, culturas, sensibilidades, abertzales o no, hará posible que las fuerzas abertzales logren la mayoría absoluta en Euskal Herria como alternativa positiva para afrontar mejor y con solvencia los problemas actuales y el futuro integral para todos los que habitamos esta tierra.

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