Endika Zapirain Aranburu
Analista

Democracia integral, auténtica y solidaria

Estamos viviendo momentos muy difíciles y complicados de nuestra existencia. La gran crisis económica-financiera impulsada  y consentida por los poderes  fácticos inspirados en un capitalismo sin alma, sin escrúpulos, con una máxima: el máximo beneficio a cualquier precio, a lo bestia. No importa el hambre, la miseria, los desahucios en masa, la reducción o eliminación de las prestaciones sociales más básicas… Al contrario, esa es la receta derivada de las medidas que impulsa la Troika (FMI-BCE-Comisión): La austeridad para la ciudadanía de los sectores populares de la sociedad.

La corrupción, el fraude fiscal, la fuga de capitales, el enriquecimiento desmesurado… eso no importa, y por tanto, ni se mencionan dentro de las medidas a tomar con urgencia.
Esto constituye un verdadero escándalo, una vergüenza. Es la antidemocracia. No es admisible.

La gran contradicción: ricos y pobres
Efectivamente, es inadmisible que en plena crisis los poderes económicos, grandes corporaciones, bancos, y las personas ubicadas en su seno y entornos, se hayan enriquecido más, mientras los sectores más populares se hayan empobrecido hasta límites insostenibles. O sea, que el resultado de la crisis, hasta ahora, es que los ricos son más ricos, en algunos casos, escandalosamente más ricos, y los pobres y sectores de la sociedad más próximos, más pobres, con peores expectativas de futuro.
La pregunta es sencilla: ¿Cómo es posible que la gran mayoría de los votantes que están ubicados en estos sectores de la sociedad, es decir, los que más votos otorgan a los partidos políticos que forman los Parlamentos y gobiernos y establecen las leyes y normas, sean los destinatarios de las medidas antisociales y antihumanas? ¿Es posible que se vote a los que infringen los derechos básicos de las personas?  

No vale culpar a la “Troika” y, más concretamente, a la señora Merkel, de las medidas que se toman en cada Estado de la Unión por exigencias de la “Troika”, No. Los responsables de los ajustes, a veces salvajes, que se realizan, son responsabilidad exclusiva de los gobiernos de los Estados afectados y, eventualmente, de los Parlamentos que los apoyan. O sea, en España han sido los gobiernos del PSOE primero y después del PP, los que han venido aplicando, sumisa y devotamente, las instrucciones de la “Troika”, sin rechistar, de una forma humillante. Las medidas tomadas y disparates del PP, están recientes y en la memoria de cualquier persona informada. Pero no conviene olvidar que el PSOE hizo exactamente lo mismo cuando estuvo en el gobierno: el desempleo alcanzo 5.29 millones a finales de 2011 (El PP inicio su gobierno el 22 de diciembre); hubo recortes de pensiones, de salarios en los funcionarios y de prestaciones sociales, etc. Fue un verdadero desastre. Luego vino el PP con sus promesas; no solo no mejoro, sino que consolidó el desastre.

Exigencias de la democracia
El sistema democrático sustentado en el voto de la ciudadanía, no puede estar sometido, de ninguna manera, a los poderes fácticos, económicos, grandes corporaciones, banca y mercados. Al gran poder, al que debe dar cuentas el sistema, es a la Ciudadanía. Los gobiernos democráticos, los políticos elegidos por la ciudadanía, no pueden, no deberían poder, hacer nada, tomar ninguna decisión, que vaya en contra del interés general, del bien común, de los derechos humanos… porque va en contra de las personas, de las familias, de la educación, de la cultura, del desarrollo integral y de todos aquellos entornos que hacen posibles el bienestar.

Cuando se plantean situaciones especiales que requieren ajustes económico/financieros, debe recurrirse a donde están los excedentes: paraísos fiscales; fraude fiscal; grandes corporaciones; banca… y restringir/retrasar gastos  que por su naturaleza y circunstancias sea posible.
En ningún caso, puede recurrirse al incumplimiento de los derechos humanos. Ninguna medida puede considerarse válida, si restringe derechos básicos, como ha ocurrido y sigue ocurriendo en estos momentos.

Es necesario acabar con la práctica de los partidos políticos que han ocupado el gobierno de España en los últimos 33 años -PSOE/PP- consistente reiteradamente en doblegarse sumisamente, a los intereses del capital en sus diversas variantes; de actuar de forma autoritaria y verticalista, incluso dentro de sus propias organizaciones; de ignorar los derechos de la ciudadanía, de las personas, tomando decisiones que les perjudica gravemente. Y un amplio etcétera, que les invalida para seguir gobernando.   

Es deseable, que estos partidos queden al margen de las alternativas de gobierno, en cualquier lugar del Estado español. Se requerirá tiempo suficiente, para sanear y limpiar podredumbres. Para impulsar instituciones y medios que permitan evitar los grandes males que se han venido esparciendo por todas partes, en donde han gobernado. (Fraude fiscal; corrupción galopante; clientelismo; sumisión al capital y a los poderes fácticos; mezcolanza de poderes; etc.)

El sistema democrático requiere más que partidos políticos y los Parlamentos correspondientes. Es indispensable la participación de la ciudadanía de forma activa y permanente. Se trataría de institucionalizar instrumentos y medios para su participación, que se sumarian a los Sindicatos de clase ya existentes.

Los políticos elegidos para representar a la ciudadanía, deberían someterse al control y seguimiento de los ciudadanos para revisar el cumplimiento de los programas y objetivos que platearon en la campaña electoral en cuestión. Y asimismo consultarles antes de emitir su voto sobre medidas que pudieran perjudicar seriamente a la ciudadanía, por infringir derechos básicos.
 
Es evidente la dificultad que entraña alcanzar este estadio en la democracia. Sin embargo, es preciso trabajar y luchar para alcanzar el nivel suficiente. Para lo cual, es indispensable extender el sistema a todos los ámbitos de la sociedad: familia, escuela, universidad, sindicatos, partidos políticos, organizaciones de todo tipo… Toda la sociedad tiene que estar impregnada del modo democrático autentico y no solo formal. La repercusión positiva sería enorme en todos los ámbitos.

Euskadi/Euskal Herria
Aquí, en nuestra tierra estamos bastante mejor situados que España, también en materia democrática. No digamos en el área de la corrupción. En la CAV, no existe corrupción institucionalizada, organizada, sistemática, partidista… Se dio algún caso sonado en gobierno de coalición, que no afectó a ningún grupo abertzale. Como en cualquier organización privada o pública, pueden presentarse irregularidades diversas, lo cual, hay que tratar de evitarlo al máximo.  
 
Euskadi/Euskal Herria libre, sería, sin duda alguna, un lugar en donde el desarrollo democrático pleno, podría hacerse realidad. Ojalá lo podamos constatar sin que transcurra demasiado tiempo.

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