Félix Placer Ugarte
Profesor emérito de la Facultad de Teología de Vitoria

El 3 de marzo y la iglesia de San Francisco

Durante el conflicto laboral que, con sucesivas huelgas, protagonizaron los obreros de diversas empresas de Gasteiz  durante los meses de enero a marzo de 1976, la iglesia –entonces parroquia– de San Francisco fue lugar de acogida para las asambleas que coordinaron la lucha obrera por sus  derechos. El 3 de marzo sucedieron los trágicos acontecimientos que cada año se recuerdan de forma especial en ese día y se mantienen vivos en la memoria de la ciudad.

Al cumplirse los 40 años de aquellos trágicos sucesos, la Asociación de Víctimas 3 de  Marzo - Martxoak 3 elkartea desea, como se ha venido  haciendo continuamente y en diversos lugares, reivindicar el derecho a la memoria histórica para el conjunto de la ciudadanía sobre aquellos hechos, así como los derechos de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de no Repetición recogidos en la legislación internacional en materia de DDHH hacia las víctimas ocasionadas en los mismos.

La iglesia de San Francisco es un lugar de gran importancia referencial e imprescindible para la memoria de Gasteiz. Por ello esta Asociación ha solicitado la posibilidad de su utilización en el «Memorial 3 de Marzo 1976-2016» para un proyecto de visitas guiadas, afirmando, «estar totalmente dispuestos -como no podía ser de otra forma- a compatibilizar y simultanear las actividades del Memorial con los usos que la iglesia tenga durante el tiempo en que desarrolle el mismo».

Las respuestas del Obispo de Vitoria y su Vicario General han sido negativas ya que, según el mismo Obispo  actual, no  puede tomar  decisiones que puedan afectar al ministerio del nuevo Obispo. Tampoco han accedido a reunión que clarifique la petición y permita llegar a una acuerdo dialogado y consensuado.

A mi entender, las razones aducidas por la actual autoridad diocesana no impiden que provisionalmente se tome una decisión que  siempre quedará sometida a lo que  el futuro Obispo de la diócesis  –que no se sabe cuando será nombrado– pueda decidir, también en diálogo con la Asociación. Tal autorización no condiciona a la nueva autoridad jerárquica, como tampoco otras decisiones que se han tomado durante este tiempo interino.

Lo que en modo alguno se puede  negar es el diálogo solicitado -que varios sacerdotes hemos apoyado expresamente ante la autoridad diocesana- para llegar a acuerdos consensuados que hagan viable la utilización de este iglesia emblemática, que es también  patrimonio de toda la ciudadanía y, en especial, recuerdo vivo de los obreros asesinados, signo de justicia y reparación, así como exigencia de los derechos humanos y sociales que, hoy también, hay que reivindicar para trabajadoras y trabajadores y para tantas víctimas de «una economía de explotación e inequidad» que, en frase del Papa Francisco, «mata».

Bilatu