Oskar Fernandez Garcia

El otoño será radicalmente diferente

Las rotundas declaraciones de Nagua Alba, militante de Podemos y diputada de esa formación por Gipuzkoa, respecto a la próxima cita electoral en vascongadas, sin lugar a dudas han de despertar el entusiasmo y la alegría en una parte muy importante y determinante de la población de esos tres territorios en la consecución del objetivo que se marcaba la mencionada parlamentaria: «…vamos a hacer lo posible para que no gobierne el PNV en Euskadi…»

La mencionada formación jeltzale autonomista hasta la médula –exacerbadamente de derechas, anclada en un tradicionalismo retrógrado, obscuro e intolerante, inmersa en escándalos económicos de toda índole, impulsora obsesiva de obras faraónicas insostenibles socialmente, medio ambientalmente y económicamente como el TAV, obstinadamente decidida a impulsar estructuras aberrantes, enormemente contaminantes y cancerígenas como la incineradora que desea instalar en Zubieta– lleva más de un cuarto de dilatado y obscuro siglo aferrada con uñas y dientes a las prebendas del poder.

Los despropósitos de índole social, económico, político, cultural, medio ambiental, industrial, educativo, lingüístico… están en relación a los dilatados años que lleva gobernando en la Comunidad Autónoma Vasca con absoluta arrogancia, egolatría y nepotismo, como si el conjunto de los tres territorios históricos fuesen, prácticamente, una propiedad privada en la que ha campeado a su antojo y libre albedrío, durante más de tres décadas. Pero cabe la posibilidad real de que en el próximo otoño la conjunción de fuerzas de izquierda y progresistas, junto con otras entidades y organizaciones sociales, consigan un gobierno alternativo de izquierdas, ilusionante y completamente decidido y convencido por transformar radicalmente la obsoleta y deshumanizada política que se ha mantenido instaurada por parte de los cuadros dirigentes del PNV desde 1980.

Las elecciones del 24 de mayo, del recientemente finalizado 2015, en Nafarroa, por muy poco, el mínimo, consiguieron que las fuerzas de izquierda y progresistas sumaran 26 diputados (Geroa Bai, EH-Bildu, I-E y Podemos) La derecha navarrista obtuvo 24 (UPN, PSN [Sí. En estos lares del sur de Euskal Herria se comporta y actúa como una auténtica fuerza reaccionaria de derechas] y PP) Pero posibilitaron un cambio extraordinario y de gran transcendencia psicosocial tanto en el gobierno como en un número importantísimo de entes locales. Por fin, y por primera vez, desde la llamada ladinamente transición española, se lograba instaurar un gobierno de izquierdas, progresista, receptivo y proclive tanto a los derechos sociales, económicos, laborales… de la población, como a los mismos derechos que le asisten por su propia idiosincrasia histórica, lingüística y cultural.

Nafarroa a la fuerza se ha de convertir, para las fuerzas de izquierda y progresistas que trabajan en la CAPV, en un referente y preclaro ejemplo de que es posible ese tan anhelado, deseado y esperado cambio radical de gobierno. El objetivo, tal vez no esté exento de dificultades, pero no es una quimera, ni una ensoñación ni tan siquiera una utopía. Ya que desde el momento en que un ser humano comienza a soñar y, por lo tanto a desear algo, inconscientemente comienza a construir los recursos, estrategias, pautas de actuación, diseño de actividades… que ha de realizar para alcanzar y materializar lo soñado.

En el actual Parlamento vascongado las fuerzas de izquierda, y en este caso también abertzales, exclusivamente están representadas por una sola organización: EH-Bildu, que con sus 21 diputados sólo representa al 28% de la cámara. La derecha, por lo tanto, es hegemónica con un 72% de representación (PNV, PSE-EE, PP y UPyD). Por lo tanto esa lápida inmensa, pesada, descomunal y opresiva que soporta la ciudadanía sobre sus debilitadas y desgastadas espaldas es lógica consecuencia de esa insensible, despótica, vividora y arribista mayoría de derechas, imposibilitada para poder ver y empatizar, inclusive, con las más imperiosas, básicas y fundamentales necesidades de la población.

Pero esa correlación de fuerzas está llamada irremisiblemente a desvanecerse en favor de los derechos básicos de todas las personas. Hace ocho meses, escasamente, Podemos se convertía en la tercera fuerza política de Hego Euskal Herria y hace un mes, aproximadamente, en la primera fuerza. Empeñada según la mencionada Nagua Alba en «…trabajar por la resolución del conflicto y la recuperación de los derechos sociales que nos han robado.» Igualmente están decididas a luchar por el «…acercamiento de los presos y también por el reconocimiento de todas las víctimas.» La siguiente afirmación, junto con otro cúmulo de muchas convergencias, por supuesto, podría constituirse en la piedra angular de una formación electoral que se hiciese con el gobierno de la CAPV “… con EH-Bildu podemos compartir mucho en el ámbito social, en otros no tanto”. Esa posible formación o frente electoral está reforzada por su compañera de partido Neskutz Rodríguez (portavoz de su grupo en Las Juntas Generales de Bizkaia) que apela a «…seguir reforzando espacios de cooperación y colaboración para que también en Euskadi, la mayoría social se convierta en mayoría política…» «…los retos que Podemos Ahal Dugu tiene por delante son enormes […] aplicar y materializar derechos económicos, sociales y políticos, incluyendo el derecho a decidir…»

Para EH-Bildu se ha abierto un periodo extraordinario y sumamente interesante para volver a generar ilusión, entusiasmo, alegría y esperanza de que un cambio radical es imperiosamente necesario y que además es posible, mediante la lucha tenaz y la pasión por la consecución de un objetivo tan atrayente y loable: alcanzar el gobierno de vascongadas. Es el momento de generar ilusión desbordante, llenar calles, plazas, bulevares, alamedas y avenidas de alegría contagiosa y luz resplandeciente por un futuro próximo lleno de esperanza en un gobierno del y para el pueblo. Es la ocasión de desmontar las falsas falacias de la Brunete mediática empecinada obsesivamente en hacer creer a la ciudadanía que a la izquierda abertzale solamente le preocupan los presos y la independencia. Visión mezquina, ladina, cicatera y miserable sobre la actividad de una formación política activa, solidaría, comprometida y luchadora con denuedo en todos los frentes sociales y políticos. Pero que indudablemente logró extender esa imagen completamente deformada sobre una capa significativa de la sociedad y que en parte puede explicar las decenas de miles y miles de votos que perdió EH-Bildu en la última confrontación electoral.

Es la hora, el momento y la ocasión propicia de disipar todo tipo de dudas, mentiras y mezquindades que, tal vez, lograron de alguna forma invisibilizar a la formación abertzale. Es la oportunidad ideal para poner al frente a personas con carisma, con capacidad de comunicar. Resueltas oradoras de verbo ágil, agudo, convincente. Personas de fácil oratoria, de persuasiva retórica y diestras en el arte de la dialéctica. Hay que catapultar a las personas líderes de EH-Bildu a todos los ámbitos, esferas, plataformas y redes sociales en las que actúan los medios de comunicación para que puedan llevar a todos los rincones de esa comunidad el mensaje de alegría, esperanza e ilusión por un próximo otoño radicalmente diferente.

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