José Luis Úriz Iglesias
Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE

El triunfo de las bases en el PSOE

Les queda mucho trabajo que realizar, sólo si se ponen manos a la obra desde ya podrán ir a las próximas citas electorales con un mínimo de posibilidades. Refundar el PSOE como ha planteado Sánchez durante la campaña no es tarea fácil y para eso debe comenzar por desmantelar una estructura obsoleta apoyada en el clientelismo.

Ocho meses de batalla interna y el PSOE ya tiene alguien que le dirija. Ha ganado por goleada Pedro Sánchez, el candidato de la base, el que ha sido capaz de recuperar la ilusión para miles y miles de afiliados y afiliadas.

Quizás ese tiempo de confrontación de modelos de partido y de sociedad ayudó a que este domingo la militancia haya participado en masa, batiendo todos los records de primarias anteriores, tanto las que enfrentaron a Borrell y Almunia, como las pasadas en las que la victoria se dirimió entre Sánchez, Madina y Pérez Tapias.

Esa movilización sin precedentes indica que el socialismo sigue vivo, aunque muchos lo hayan dado por muerto y enterrado durante los últimos meses. La batalla ha sido dura, cruel y queda aún por ver las consecuencias de las heridas con un partido prácticamente partido por la mitad.

De la importancia de este hecho da fe la implicación activa de los poderosos poderes fácticos, en especial el Grupo PRISA que hasta el último momento ha apostado por una de los contendientes, Susana Díaz.

La portada del domingo a la mañana durante el proceso de votación, con una foto enorme de la citada sultana del sur, mientras que el resto de los diarios abrían con la de los tres votando en sus respectivas agrupaciones, indica que había mucho en juego. Posteriormente ante las quejas en las redes la cambió por otra más ajustada a la realidad coincidiendo con el resto de medios.

Ni la presión de los poderes fácticos, ni la del aparato, barones, generales y coroneles ha sido capaz de evitar la victoria de Pedro Sánchez, con más votos que en las anteriores primarias, más un dato significativo; superando el 50 % de los votos emitidos, más de 74.000 y nada menos que superando en 15.000 a su contrincante directa.

Ha ganado en todos los territorios excepto en Andalucía y en este caso por menos de lo esperado. Pero en el caso de la Catalunya del PSC lo ha hecho con el 82% de apoyos, al igual que en Valencia dejando a su líder Ximo Puig es una situación de debilidad extrema.

Ya hay secretario general, ahora falta saber si todos van a aceptar el veredicto, o como si en el pasado le van a poner piedras en el zapato para hacerle naufragar. La comparecencia de una derrotada Susana Díaz no apunta en esa dirección. Una intervención en la que ni siquiera fue capaz de nombrarle con signos evidentes de desagrado y prepotencia.

La socialdemocracia europea está en quiebra, sólo si este nuevo socialismo español es capaz de adaptarse a la nueva realidad social, podría salvarle de seguir los pasos de sus compañeros italianos, griegos, alemanes, británicos y franceses en franca retirada.

Ser capaces de restañar heridas, de profundizar en la democracia interna en la línea del ejemplo de unas primarias que han sido la envidia del resto de partidos, rearmarse ideológicamente profundizando en su carácter de izquierdas, aportar soluciones para los grandes retos del futuro incluido ser capaces de resolver las viejas tensiones centro-periferia y volver a conectar con un electorado que en los últimos tiempos desde 2011 les ha abandonado en masa. Esos son los retos que tienen si quieren sobrevivir.

Les queda mucho trabajo que realizar, sólo si se ponen manos a la obra desde ya podrán ir a las próximas citas electorales con un mínimo de posibilidades. Refundar el PSOE como ha planteado Sánchez durante la campaña no es tarea fácil y para eso debe comenzar por desmantelar una estructura obsoleta apoyada en el clientelismo.

Lo lógico sería que los barones perdedores, incluida Susana Díaz, pusieran sus cargos a disposición del nuevo secretario general y le dejaran las manos libres para situar a gentes afines a su nuevo proyecto. Lo mismo cabe exigir para la estructura parlamentaria tanto en el Congreso como en el Senado.

Pedro Sánchez ha ganado contra todos y contra todo, contra el IBEX 35, PRISA, los poderes fácticos financieros, políticos e incluso religiosos. La militancia socialista ha demostrado que está a la izquierda de sus dirigentes actuales y de barones y baronesas.

Ahora la izquierda tiene futuro en este país, del entendimiento entre el PSOE de Sánchez y un Podemos más sensato depende que ese futuro sirva para echar a la derecha del gobierno. Sólo desde ese entendimiento y la unidad será posible. Pablo Iglesias debe comprenderlo con rapidez y quizás un movimiento a favor del mismo sería retirar la moción de censura presentada de manera unilateral y negociar otra que cuente con los apoyos suficientes para resultar victoriosa.

Lógicamente liderada por el PSOE como grupo mayoritario de la izquierda.

Sánchez también debería aprender una lección, su equipo debe apoyarse en los leales en los momentos difíciles, después de la amarga experiencia de traiciones y abandonos anteriores. En el momento de gloria es cuando se acercan los oportunistas.

Ahora tienen el próximo congreso el mes de junio, ahí de nuevo pueden pelearse entre ellos o aceptar el veredicto de las urnas y dejar trabajar a quien ha resultado victorioso. Las plataformas que tanto han trabajado para aupar a Sánchez  tienen un papel crucial a la hora de ganar ese Congreso, de conseguir una mayoría de delegados y delegadas. Tienen capacidad para ello y estructura a lo largo y ancho del partido para lograrlo.

Se abre un nuevo tiempo para la izquierda, para las tensiones centro-periferia, incluso para la consolidación de la convivencia en Euskadi y en Catalunya.

Mañana la gran esperanza de la izquierda europea se llama Pedro Sánchez.

Veremos…

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