Teresa Toda

Enredándonos contra la dispersión

Ya, pero ¿cómo me hago sarekide? Os apoyo, ¿cómo participo en Sare? Miribillakoa oso ondo, baina liburak  nola banatu behar ditugu? ¿Cómo funcionamos en el pueblo, el barrio, la ikastola, la fábrica, la Uni, el centro de investigación, la biblioteca, el gaztetxe, el centro de día; en el monte, en San Mamés, en Anoeta, en Ipurua, en el Sadar, en Mendizorrotza, en el Jean Dauger de Baiona; surfeando, merendando, cenando con la cuadrilla, en el cursillo de cerámica, de yoga…? En resumen, ¿cómo nos enredamos con Sare en nuestra vida cotidiana?

Muchas personas se nos acercan estos días con esas preguntas en los labios, y a buen seguro que muchas más andan con un runrún similar en la cabeza, dándole vueltas a cómo participar en esta nueva red ciudadana en defensa de los derechos humanos –y jurídicos– de las presas y presos políticos vascos. Se ve la necesidad de hacer algo más que comentar la situación, condenar y lamentar que la llave siga herrumbrada en las cerraduras y que esa cerrazón esté tan fuertemente instalada en el Gobierno de Madrid, en el de París y en la disposición tibia o negativa de otros agentes más cercanos. Hay ganas de moverse, pero resulta difícil saber cómo para que poco a poco se vayan logrando resultados.


En Sare también nos estamos haciendo todas esas preguntas, y más, puesto que sabemos que impulsamos una propuesta nueva que tiene casi todo por explorar. No el objetivo, ni los puntales básicos de su actuación y de su propia existencia; esos están muy, muy claros. Son conocidos, pero enunciémoslos una vez más: Sare nace con el objetivo de contribuir de forma decisiva a poner fin a la dispersión, a que no se sumen más años de sufrimiento tanto fuera como dentro de las cárceles, y quiere hacerlo basándose en la participación masiva de una red de personas que realicen todo tipo de actividades grandes y pequeñas con ese fin. En ese marco, denunciamos las vulneraciones de cualquier derecho de las personas presas, y reclamamos la puesta en libertad de quienes tienen más de 70 años, padecen enfermedades graves y/o tienen cumplidas ya las 3/4 partes de sus –largas– condenas. Exigimos que se deroguen todas las legislaciones de excepción que sostienen el actual estado de cosas, así como el retorno de las personas exiliadas o deportadas. Creemos que las aportaciones de las personas presas son fundamentales para un proceso de paz real, y que ello solo se puede garantizar con su regreso a Euskal Herria y su posterior puesta en libertad.


Con ese conciso ideario nos presentamos en sociedad el pasado junio en Donostia. En Miribilla avanzamos un poco más sobre cómo proponemos que, entre miles y miles de personas, hagamos que sea cada vez más insostenible defender y mantener la dispersión. Ahora se trata de poner a funcionar la red, en base a ideas y sarekides.


Sarekide es toda aquella persona que desee serlo; no hace falta más que querer empujar en el propósito común. Y cada persona lo hará en la medida en la que, libremente, decida. El compromiso es con Sare, evidentemente, pero el primer acuerdo básico es el de cada sarekide en su interior. Lo importante para el resto de sarekides y para el objetivo común es que a lo que cada persona se comprometa lo lleve a cabo. Por decirlo de otra manera: se puede medir el esfuerzo que cada quien pueda o quiera dar con la imagen de un dedal o un katxi. Si ambos están llenos hasta el tope, son iguales: han llenado hasta el borde sus respectivas capacidades. En Sare, será lo mismo. Unas personas podrán aportar un dedal de dedicación y actividad, otras llenarán un vaso, algunas llegarán a una jarra. Pero todas ellas estarán al mismo nivel porque cada una estará aportando al máximo de lo que puede dar en ese momento para este empeño conjunto. Eso es lo que hace falta para que Sare sea eficaz: tanto si te sientes capaz de ser dedal como de ser katxi, que te llenes hasta el borde de las tareas contra la dispersión.
Habrá muchas tareas, muchas actividades, con distintos formatos. Se harán cosas que ya se hicieron antes y son útiles, y se harán otras que habrá que inventar para incidir más en una sociedad que va cambiando sus maneras de escuchar e intervenir, de recibir información y actuar. Hay que ir ligando los nudos de la red local, y tendiendo los cables que los vayan entrelazando. A la vez, hay que contar la realidad de la dispersión desde el círculo personal más próximo hasta lo más lejano, desde la conocida que se sienta a nuestro lado cada martes en la clase de inglés o euskara hasta aquel amigo que hicimos en un viaje a… donde fuera. Para eso lanzamos el librito de la dispersión, que contiene una explicación jurídica, psicológica y emocional de lo que supone, así como datos complementarios. El libro es un apoyo material que ayuda a llegar más lejos, pero lo fundamental es el contacto entre personas, relatar la experiencia, personal cuando la haya, y en todo caso, transmitir vivamente la indignación ante esta injusticia continuada y lo importante que es que, para ponerle fin, se mueva cuanta más gente mejor. Si se consigue que quien escucha hable a su vez con alguien más, estaremos más cerca de conseguirlo.


El libro estará en formato tradicional y electrónico, para que pueda viajar de mano en mano o de ordenador en ordenador. Cómo conseguirlos y más detalles se dan en la página web de Sare. La página será asimismo un importante punto de encuentro para una red que quiere ser realmente horizontal, donde la comunicación entre sarekides se dé también de forma inmediata, animando el sentimiento de estar haciendo algo con mucha más gente, dándonos fuerza mutua en un empeño común.


O dicho de otra manera, enredándonos contra la dispersión.

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