Joxan Auzmendi

Escasez de bosques en Aralar

En la introducción de los estatutos de la Mancomunidad de Enirio-Aralar se expresa una queja en torno a los bienes que le corresponde administrar a esta institución: «los montes de Enirio-Aralar, en el sector guipuzkoano de la Sierra de Aralar, que ocupan tres mil quinientas hectáreas aproximadamente, ricos en pastos y lamentablemente con escasez de bosques, está empobrecido en masa forestal».

Aralar fue declarado Parque Natural en 1994 para proteger su riqueza natural. Sus praderas forman una alfombra verde tupida, compuesta de distintas especies herbáceas y ocupan la superficie que antes cubría el hayedo, como consecuencia de la deforestación producida desde el inicio de la actividad ganadera.

Cuando se destruye el bosque, el matorral ocupa su lugar; y el uso del fuego contra el matorral y el pastoreo originan los pastos.

Cuando un espacio natural se desarrolla sin injerencia humana, las comunidades vegetales van cambiando con el paso del tiempo, reemplazándose progresivamente unas a otras, dando lugar a series de grupos vegetales. Estas series tienden a alcanzar el estado más maduro, complejo y de mayor biodiversidad, tratando de mantener siempre un equilibrio con las condiciones ambientales cambiantes que existen en ese lugar.

Cuando cesa el pastoreo en una pradera, el matorral regresa, y si se deja que ese entorno evolucione de forma espontánea empiezan a surgir aquí y allá arbustos y árboles hasta alcanzar el estado de mayor madurez.

Sin pastoreo no existirían las praderas que hay ahora en Aralar. Pero ello no significa que los nuevos hábitats que surgirían tras una hipotética disminución de la presión ganadera sobre los pastos fueran de menor valor desde el punto de vista de la biodiversidad.

La pradera se ha adueñado casi en su totalidad de la zona alta de Aralar, dando lugar a un paisaje homogéneo. Pero para que haya riqueza de especies o biodiversidad es determinante la diversidad del paisaje, su variedad en forma de mosaico, con distintas comunidades vegetales interconectadas. Dicha diversidad del paisaje se visualizaría en el plano vertical por la presencia de estratos de hierbas, arbustos y árboles; y en el plano horizontal se situarían de forma contigua bosquetes, hileras de grupos de arbustos y árboles intercalados, árboles sueltos y pastizales. Ahora mismo todas las laderas de más pendiente de Aralar deberían estar en vías de ser bosque, porque tienen mayor riesgo de erosión del suelo.

La heterogeneidad del paisaje trae consigo también beneficios al ganado que apacienta, puesto que mejora su calidad de vida; por ejemplo, el arbolado protege al ganado del excesivo calor y frío, y hace aumentar la productividad de las praderas y del propio ganado.

Pero en ocasiones no se dan las condiciones para que una pradera llegue a ser bosque, particularmente cuando se pierde suelo por erosión; y es esta erosión y pérdida de suelo el problema ambiental más grave en muchas áreas de Aralar, porque es irreversible. Está pérdida de suelo se ha visto acrecentada ahora por la construcción de una pista por parte de la Mancomunidad de Enirio-Aralar y la Diputación Foral de Gipuzkoa, siendo esta última institución su máximo responsable.

El suelo es un recurso no renovable, imprescindible e insustituible para el desarrollo de la vida y para un futuro viable. La pérdida de suelo es pérdida de país, es perder la garantía para encarar con esperanza las incertidumbres del futuro, por desperdiciar un elemento esencial para el desarrollo de la vida, incluso para la vida humana.

Se puede concluir por tanto, que no se está respondiendo con determinación a subsanar la escasez de arbolado señalada en los estatutos de dicha Mancomunidad.

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