Dani Maeztu
Parlamentario de EH Bildu

¿Humo contra el cambio climático?

Durango, primer municipio que aprobó una ordenanza para luchar contra el cambio climático. Según la Estrategia Vasca de Cambio Climático, un gran hito en la apuesta local en Euskadi para luchar contra el cambio climático. Sin embargo, más que algo extraordinario y ambicioso, se trata de un pequeño paso necesario y lógico; y si esta y otras herramientas locales no se gestionan correctamente o no sirven para avanzar más, pueden quedarse en una mera piedra en el camino.

De hecho, estos ineludibles progresos en este ámbito sirven a gobiernos e instituciones para vender titulares, hacer propaganda, limpiarse la conciencia… vender humo, al fin y al cabo. Y cuando esos titulares se propagan como champiñones, podemos acabar ahogados en el propio humo que nosotros hemos generado. En Durango, se tardaron 3 años en desarrollar un plan cuyo contenido se incumple mayormente.

Más humo es lo que intenta vender el Gobierno Vasco con la recién aprobada Estrategia Vasca de Cambio Climático 2050 (Clima 2050 Basque Country). De hecho, ni siquiera es capaz de intervenir en los principales sectores que emiten gases de efecto invernadero (GEI): sector energético (35%), transporte (28%) e industria (22%). A veces, parece que el peso de esta lucha debe recaer en campañas para que en los hogares pongamos bombillas de bajo consumo. Sin embargo, es en los sectores de planificación institucional donde se encuentra gran parte de la solución.

Si acudimos al registro estatal de emisores de estos gases nos encontramos con un viejo conocido en el primer puesto: la refinería y planta de coke de Petronor. En segundo lugar, la central de ciclo combinado de Zierbana. Traducido: petróleo y gas en cabeza de las emisiones de GEI. ¿Por dónde pasa, pues, la lucha contra el cambio climático? Ahora bien, ¿Estamos dispuestos a dejar de vender humo, ir más allá que cambiar bombillas e intervenir donde realmente debemos intervenir?

Jose Luis Bilbao, exdiputado general de Bizkaia definió Petronor como “la vaca que da leche”. Traducido: o la bolsa llena de euros o la lucha contra el cambio climático. Y pese a que esta oposición puede servir para que debatan en los círculos institucionales o en la propia cumbre contra el cambio climático, algunos y algunas estamos convencidos de que esa no es la discusión. No se trata de buscar fórmulas para reducir los GEI. Se trata de buscar una alternativa a un sistema económico basado en el crecimiento ilimitado, que devasta nuestro planeta, agota sus recursos y pisotea nuestros derechos sociales y laborales. Porque, siendo francos, el mayor propulsor del cambio climático no es ni Petronor, ni el CO2 que emite, sino el propio sistema capitalista.  

También nos intentan vender humo cuando hablan del nivel de consumo de energías renovables y de reducción de emisiones. La realidad les sonroja, y por eso tienen que construir discursos con trampa. Pero la realidad es la siguiente: Respecto al consumo de energías renovables, en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa no vamos a llegar al objetivo que nos marcan desde Europa para el 2020 (un 20% del total). Y como les da vergüenza reconocerlo, solo recogen el objetivo para 2050, un 40% (lo cual, a su vez, tampoco llega a lo fijado por Europa para ese a´p, elevado a un 50%).

También es humo tóxico el que venden cuando hablan de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Citan una reducción del 25%, pero ocultan que se comparan con el 2005, fecha en la que las emisiones en la CAV eran las más elevadas de la historia. Sin embargo, la comparación se debe hacer con el año de referencia, 1990, año Kyoto. Con esa referencia, la reducción ha sido de un timorato 10%.
Y mientras tanto seguimos firmando convenios de colaboración con la vaca que da leche, seguimos manteniendo empresas públicas que se dedican a la exploración y explotación de hidrocarburos (fracking incluido) y echamos la culpa a los ecologistas de no querer molinos en la punta de los montes.

Quien escribe estas líneas es consciente de la magnitud que conlleva poner en cuestionamiento el actual modelo de crecimiento capitalista, ya que no hay soluciones mágicas tan simples como sustituir las centrales de gas por placas solares en nuestros tejados o sustituir los coches de gasoil y gasolina por coches eléctricos. Tener que replantearnos nuestro actual modelo de crecimiento, conlleva cuestionarse el modelo de consumo, de movilidad e incluso un modelo industrial brutalmente dependiente de los combustibles fósiles. Ahora bien, o lo hacemos, o seguiremos caminando hacia el desastre mientras vendemos humo, el humo generamos. Estrategias como la Clima 2050 Basque Country y la estrategia energética E2020, tienen que servir para hablarle claro a la ciudadanía, para darles a conocer a qué nos enfrentamos, y para hacerles partícipes de las medidas drásticas que hay que tomar, así como de sus consecuencias.

Y a partir de ahí, necesitamos una verdadera apuesta consensuada, integral e interinstitucional por la producción eléctrica renovable como paso fundamental para un modelo energético descarbonizado. Donde el mix no sea entre combustibles fósiles y renovables, sino entre un modelo de producción eléctrica distribuido y de pequeña escala, y las grandes centrales de producción renovable. Ahora bien, siempre bajo criterios de control público o colectivo. La apuesta debe tener un reflejo serio en materia presupuestaria y en el aspecto legal, y también en la planificación sectorial y territorial. De lo contrario seguiremos vendiendo humo que respirarán las próximas generaciones.

Porque, vender humo también contribuye al cambio climático.

Bilatu