Pello Urkidi Elorrieta, Gorka Ormazuri Alkiza y Beñat Amenabar Perurena
Profesores de la facultad de Educación, Filosofía y Antropología. Exmiembros de la dirección de Magisterio

Precisiones en torno a la formación del profesorado

Al hilo de la reciente comparecencia de la consejera de Educación Cristina Uriarte para valorar los resultados del informe PISA 2015 en el Parlamento se han sucedido una serie de reportajes, cartas al director, etc., en diferentes medios de comunicación que reflejan un pobre conocimiento –¿o interesado conocimiento?– del mundo de la educación en general y de nuestro sistema educativo en particular.

Posteriormente la consejera ha matizado sus palabras en un artículo de opinión (DV, 20-02-2017), reconociendo la complejidad del sistema educativo y las responsabilidades compartidas, pero las sombras que tanto su intervención como posteriores opiniones han dejado caer sobre nuestro trabajo nos anima a hacer unas primeras precisiones, que serán completadas más tarde.

El examen PISA es una prueba impulsada desde la OCDE que se pasa en la etapa secundaria del sistema educativo (12-16 años), en 4º de la ESO concretamente. Inferir como una de las soluciones estrellas a los malos resultados obtenidos por nuestra Comunidad el poner una prueba de acceso a los estudios de los futuros maestros de infantil y primaria no tiene ni pies ni cabeza. Es más, lo consideramos francamente desafortunado por la confusión que crea en la opinión pública y su falta de rigor. Si desde la Consejería –u otros agentes educativos– se tienen datos que nos demuestren esa relación tan directa sería de agradecer que los compartieran con la comunidad universitaria responsable de la formación inicial para poder realizar las mejoras pertinentes. Y no nos negamos a seguir evaluando nuestras titulaciones y ofrecer cambios y puntos de mejora. Todos somos conscientes de las dinámicas de cambios de nuestra sociedad y que hay que asumir nuevos retos dentro del sistema educativo. En eso llevamos desde hace años.

Tampoco nos mostramos contrarios a este tipo de pruebas, pero sabiéndolas situar en su contexto y relativizando sus resultados. PISA mide algunas competencias (competencia lectora, matemática y en científica) pero no todos los aspectos que nuestro sistema educativo debe tener como objetivos. La educación –hasta en los documentos oficiales aprobados en nuestra Comunidad– va más allá de lo que mide el examen PISA en algunas competencias disciplinares. Intentar diseñar nuestro sistema educativo, las políticas de educación a golpe de examen de PISA nos parece un grave error.

En esta línea queremos exponer que no se ha hecho ninguna valoración sobre las nuevas condiciones en las que se realizó el examen este año y que en otras comunidades sí han sido puestas en cuestión, relativizando sus resultados o, por lo menos, no haciendo «amén» a los mismos. A modo de reflexión territorial cercana, ¿tan diferentes son los sistemas educativos vasco y navarro, su sistema socio-económico y cultural para que ofrezcan tal disparidad de resultados? ¿Tan diferente enseña nuestro profesorado en relación a sus compañeros de La Rioja o Cantabria para que ofrezcan resultados diferentes? Creemos que estos resultados requieren un análisis más pausado y profundo, y menos superficial.

Habrá que recordar a los responsable educativos y todas aquellas personas que ahora han opinado –tan alegremente y sin aportar ninguna evidencia– sobre la formación inicial de los maestros de Primaria e Infantil que desde el ingreso en 1º de la ESO hasta el examen de PISA quedan cuatro cursos para poder mejorar ese supuesto déficit. Concretamente en el caso del profesorado responsable de esa etapa no se le podrá achacar falta en la formación de contenidos disciplinares. Tanto el profesor de matemáticas y de biología como de historia, lengua o cualquier otra materia que actualmente ejercen en la ESO o Bachiller responden al perfil de una persona que se ha formado fundamentalmente en esas materias durante 4/5 años (en las antiguas licenciaturas) o durante 4 años en los actuales grados. ¿No tienen suficiente formación disciplinar? ¿O realmente lo que les falta es otro tipo de formación? Acabarán achacando a los tutores de infantil que el problema estriba en que no realizan suficientes prácticas en los laboratorios de ciencias… Por cierto, y por seguir con el «mito» de los contenidos, les proponemos un sencillo ejercicio: cojan un libro de texto o pidan a sus hijos o hijas los materiales de Bachiller de matemáticas, sea del bachiller de ciencias como del mixto de sociales, o de biología o química ¿Creen sinceramente que a los alumnos que terminan el bachiller aprobando esas materias les falta formación disciplinar para poder explicar matemáticas en la etapa de primaria? ¿O necesitarían otro tipo de formación y conocimiento para poder explicarlas con sentido y contextualizándolas? Y siguiendo con el máster de secundaria ¿Qué formación disciplinar le falta a un biólogo o un químico –o a un filólogo, historiador o filósofo– para poder explicar sus materias en la ESO o Bachiller? Las lagunas ¿no estarán en otros ámbitos de su formación necesarias para ejercer como docentes en secundaria?

Sin realizar una valoración seria, responsable y conjunta (con los agentes implicados) del nuevo capital social y humano formado en los nuevos estudios de grado ¿se plantea una prueba de acceso para las titulaciones de infantil y primaria que poco tienen que ver con la etapa educativa donde se realiza el examen PISA? Estamos de acuerdo con la consejera de que hay que ver la valoración de PISA como una oportunidad de mejora, incluso en otras etapas educativas. Pero lo primero que habría que hacer es no despistar el problema y situarlo bien, abordando análisis sobre el proceso de la enseñanza-aprendizaje en la etapa de secundaria y un mejor tratamiento del máster de secundaria. No participamos directamente en el master pero conocemos de cerca el esfuerzo –y el desencanto– de gran parte del profesorado del máster ante las difíciles condiciones en las que están desarrollando su trabajo, con unos ratios que muchas veces impiden la implantación de metodologías activas. Sinceramente creemos que dentro de las condiciones que tienen están realizando un trabajo más que digno. Y sinceramente también, creemos difícil que la calidad docente del profesorado de secundaria se pueda asegurar exclusivamente con la realización de un máster. Pero claro, esto nos pide que nos miremos todos con humildad y honradez para buscar las soluciones adecuadas en lugar de echar balones fuera y poner las responsabilidades en otros.

En otras comunidades llevan años propiciando un debate y reflexión sobre el futuro de la educación (Cataluña, “Debats D’Educació” promovidos por la Fundación Bofill, UOC y Macba) , con conferencias, mesas redondas, etc. que se resumen en la publicación –accesible en internet– “Pensant el futur de l’educació. 10 anys de debats amb la comunitat educativa”. En ella se reflejan muchos de los retos que el futuro sistema educativo deberá abordar.

Somos conscientes de que en nuestra comunidad también existen distintas plataformas, representantes colectivos y asociaciones (sindicatos, APAs, etc), en definitiva agentes con influencia en el ámbito educativo que llevan mucho tiempo reclamando este debate y reflexión, más allá de los resultados obtenidos en una prueba. Desde hace tiempo todas las escuelas de magisterio de la Comunidad han participado en diferentes grupos de trabajo cuando desde la Consejería de Educación se ha requerido su colaboración, y siempre nos hemos mostrado abiertos a profundizar en estos y otros ámbitos. Creemos interesante la creación de un foro donde los diferentes agentes puedan hacer contribuciones para la mejora del sistema educativo.

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