Teo Llorens
Afiliado a CGT-Nafarroa

La guerra empieza aquí, parémosla aquí

La OTAN y su campo de tiro en Navarra, Bardenas, no solo son símbolos del complejo militar que rige los destinos del injusto sistema actual, son dos eslabones muy importantes del sistema de agresiones y guerras que se distribuyen por toda la periferia de esta «Europa fortaleza», que especula con las materias primas baratas y con el negocio de la exportación de armas, generando conflictos y desestabilizándolos hasta acabar en guerras.

Una de las consecuencias, no la peor, de estas guerras son las grandes migraciones que luego pretende controlar, rechazando a los refugiados  de sus territorios.

Bardenas es un campo de tiro y entrenamiento donde las fuerzas militares de la OTAN, y también las de todos los ejércitos de los países miembros, se entrenan y preparan para actuar en muchos conflictos. Estos conflictos coinciden con los intereses económicos y políticos de los países y empresas que están bajo el paraguas de la OTAN. Estos entrenamientos los hicieron previamente a la guerra con Irak, con Afganistán y luego con Libia, y los hacen permanentemente, con fuego ficticio y real. Los han repetido hace unos meses con las maniobras especiales, dedicadas como ellos mismos manifestaron, para preparar el control de un país en el cuerno de África.

Bardenas, al igual que la OTAN, tienen dos frentes a cada cual más nefasto:   
   
A nivel interno suponen un riesgo permanente, un secuestro constante de la naturaleza y la vida para sus actividades violentas, y un gasto inmenso del presupuesto del estado, necesario para otro tipo de  actividades sociales.

A nivel externo el entrenamiento de ejércitos y la prueba de material militar tienen por fines las guerras que asolan el planeta y producen las consecuencias que hoy nos escandalizan. Algo que lejos de decrecer aumentan cada día: en la actualidad hay 26 países en guerras, 60 conflictos armados, más de 50 millones de desplazados y la mayor ola migratoria desde la 2ª Guerra Mundial

Ahora hace 30 años que se hizo el referéndum de entrada en la OTAN, se hizo sujeto a unas condiciones que tanto la OTAN como el gobierno se han saltado en los tres supuestos votados y las condiciones han ido cada vez a peor: la supuesta defensa se ha convertido en varias misiones militares en el exterior que solo han aportados fracasos y alguna denuncia por sus actuaciones. El polígono de Bardenas ha cumplido 64 años, es un riesgo demostrado por los numerosos accidentes sufridos, pero, sobre todo, hay que tener en cuenta que su utilización, los ejércitos que ahí se han entrenado o las armas que se han probado, lo único que ha aportado a la sociedad ha sido la destrucción provocada en distintos países.

Es hora de acabar con ambas estructuras. Puesto que la guerra empieza aquí, aquí es donde tenemos la responsabilidad de comenzar su desactivación. Mientras nuestros gobernantes piensan en solucionar el problema poniendo a las fuerzas de la OTAN para impermeabilizar las fronteras, dándoles una nueva misión que cierre el círculo de control y dominación que tantos beneficios reporta, en Bardenas proponen como solución aumentar el dinero del contrato para los pueblos congozantes. Nosotros debemos manifestar nuestra oposición a esta aberración que supone la permanencia, tanto del polígono de tiro en Bardenas, como de la integración en una estructura militar agresiva como la OTAN. La denuncia debe ser permanente, sin acallar  nuestra responsabilidad con el argumento de que la responsabilidad de estos temas depende de los gobiernos.

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