Mikel Arizaleta
Traductor

La transubstanciación a lo claro

Como se estudia en la historia de la religión, comerse a un dios es cosa vieja y viene de antiguo, para apropiarse de sus dones y prerrogativas.

Historias de este calibre se halla en las leyendas y escritos egipcios: los siervos apresando a dioses para que el rey, una vez descuartizados y cocidos los seres divinos, comiera con avidez los trozos de aquellos seres superiores. La eucaristía cristiana es resto de aquella mentalidad de canibalismo primitivo. «Su haced en memoria mía», invento tardío del denominado apóstol Pablo, que como hoy sostienen exégetas serios y analíticos, nada tiene que ver con mensaje alguno de Jesús.

Karlheinz Deschner cuenta en su libro “El credo falsificado”, las andanzas de aquel vegetariano suizo, Fredi Kummer, ante su grave problema: ¿cómo ser vegetariano y comulgar el cuerpo y la sangre de Cristo? O, ¿puede un vegetariano convencido comulgar, si lo que sostiene la Iglesia es que uno come el cuerpo y bebe la sangre de Cristo? Pide aclaramiento a su párroco, al obispo Otto Wüst, ante respuestas tardonas y poco convincentes, «¡comulgue, no hay problema, es un misterio…», hace huelga y se dirige a un químico que le aclara: si se analiza ahí hay, y sigue habiendo, harina y agua o vino, son los creyentes católicos los que dicen que está dios. Por lo que la tomadura de pelo está al alcance de la mano: los católicos de Iruñea acusaron de blasfemo a Abel Azcona, quien posiblemente no cree, por denunciar a la Iglesia de pederastia con –dice él, pero yo no lo creo– hostias consagradas.

Oihane Pascual, portavoz de la federación de comparsas, ha explicado en declaraciones a la agencia EFE que han colocado el cartel de Hontzak en todas las txoznas porque «entendemos que el espacio festivo y el modelo festivo popular dan lugar para la crítica y la sátira, siempre desde el humor».
Ante las voces que consideran los carteles una falta de respeto, la portavoz de Bilboko Konpartsak ha afirmado que la «sátira es sana» siempre que «no sea contra un colectivo oprimido y minorizado». En un comunicado emitido el lunes por la tarde, Bilboko Konpartsak calificaba de ataque «contra las comparsas y toda la ciudadanía» la retirada de la decoración de la txozna de Hontzak por la Ertzaintza tras una orden judicial.

Añadía que no hay que poner «ningún tipo de límite» a la sátira. «Mientras las críticas y denuncias no supongan una opresión contra cualquier colectivo minorizado, consideramos que el humor y sátira son dignas, legítimas y necesarias, imprescindibles para una sociedad plural, crítica, paritaria y responsable. Este es el único camino para tener esa actitud abierta», ha subrayado.

¿Irreverencia o tomadura de pelo? Ya ocurrió años atrás en Iruñea con el obispo vestido de ira y aquel fraile de rodillas, rosario en mano, en contra del performance de Abel Azkona y sus hostias consagradas. Hoy con carnicerías vaticanas y Hontzak en la Aste Nagusia de Bilbao.

Primero habría que demostrar que esas hostias estaban consagradas, para luego acusar. ¿Y cómo demostrar que estaban consagradas y no más bien era una gran tomadura de pelo? Lo que debiera haber hecho el alcalde de Iruñea, Sr. Asiron, era llamar a un químico, como en Suiza, y analizar. Y luego llamar al obispo al ayuntamiento y colocarle ante la tesitura de tener que distinguir entre una consagrada y una no consagrada, como se hace en los careos. Y de no aprobar, denunciar al obispo por alboroto y mendacidad.

La transubstanciación no es más que una de las muchas afirmaciones y creencias sin sentido que viene proclamando la Iglesia católica como dogma. Hoy ninguna persona seria y sensata cree que Jesús resucitó de entre los muertos, ni que un hombre, el papa, pueda ser infalible, ni que una madre sea al mismo tiempo virgen, ni que se tomen en serio el tomad y comer o el tomad y bebed porque este es mi cuerpo o esta es mi sangre, salvo el PNV, el obispo de Bilbao y un juez  del medioevo y enfermizo. ¡Menos rollo y más diversión!

Bilatu