Iker Casanova Alonso
Militante de Sortu

Nessun dorma!

Hasta los menos aficionados a la opera han escuchado este aria de Puccini, especialmente en la voz del célebre tenor Pavarotti. Nessun dorma!, «¡Que nadie duerma!».

Un sugerente llamamiento a mantenerse en guardia, a mantener los ojos abiertos en una noche cargada de acontecimientos que puede ser la antesala de grandes cambios. Ahora que el curso toca a su fin y el cansancio acumulado invita a la escapada, me permito, sin ánimo de ser aguafiestas, recordar que el curso que viene será aún más intenso y que la dimensión de los retos que hemos de afrontar nos a va a obligar a comprometernos al 110%. Habrá que descansar en agosto sí, pero para recuperar energías de cara a un curso político que promete ser trepidante. Nessun dorma!

A nadie le ha pasado desapercibida la forma apresurada y un tanto vergonzante en la que se ha realizado la sucesión en el Régimen Monárquico del Estado. Las prisas indisimuladas han proyectado una sensación de debilidad extrema. Una información publicada recientemente en un medio habitualmente bien informado en cuestiones de defensa e inteligencia (ECD) revelaba lo que todas sospechábamos: los servicios secretos españoles recomendaron una transición express ante lo delicado de la situación política. El CNI advertía de que «alargar el proceso de la sucesión puede poner en juego la estabilidad política e institucional del país». La sucesión debía realizarse de forma inmediata ya que según el Centro de Inteligencia «España vivirá un tormentoso otoño, un otoño caliente y hasta crítico». Una situación inestable, un otoño crítico. Tienen razón.

Decía Hitckock que una película debía empezar con un terremoto y a partir de ahí ir hacia arriba. Parece que el próximo curso va a seguir ese esquema. El 11 de septiembre la Diada catalana marcará un punto álgido en la reivindicación independentista. La cercanía de la fecha señalada para la consulta, 9 de noviembre, sugiere que la efervescencia política se mantendrá durante esas semanas. El 18 de septiembre Escocia celebra un referéndum cuyo resultado se antoja incierto, con unas encuestas que no son concluyentes. En todo caso resultará más determinante un resultado favorable a la independencia que uno negativo, ya que si se logra la independencia, Escocia será un referente insoslayable mientras que en caso contrario siempre quedará el precedente de un proceso de autodeterminación pactado y pacífico en el corazón de la Europa occidental.

El Estado español, debilitado por la multicrisis, se encuentra con dificultades para articular una oferta que neutralice la ola independentista. La opción más lógica desde su perspectiva sería adelantar las elecciones generales para ahogar el referéndum catalán. Después, tal y como solicitó Felipe González siguiendo el mandato de la gran patronal, PP y PSOE acordarían un gobierno de unidad (o al menos un Pacto de Estado) para abordar la reforma constitucional y reordenar el caótico modelo autonómico bajo un prisma formalmente federal que diera algún tipo de satisfacción moral y financiera a Cataluña. Esta maniobra permitiría tanto desactivar las fuerzas centrífugas de la periferia como neutralizar el crecimiento de Podemos, abocando a la opción regeneracionista a un prematuro encuentro con las urnas.

Esta operación, destinada a reforzar la monarquía, el bipartidismo, el sistema económico y la unidad del Estado, vendría envuelta en un ropaje renovador. Pero esta reforma de la Reforma se basaría en el mismo principio que ha inspirado la sucesión en la monarquía: cambiarlo todo para que nada cambie. El primer punto débil de esta maniobra es el hartazgo de la propia sociedad española que quizás no tragaría el anzuelo con la facilidad con que lo hizo en otros momentos históricos. Por otro lado, tenemos la incapacidad constatada de las dos fuerzas sistémicas españolas para trascender el enfoque partidista. Además, el PSOE se encuentra aún en la UVI y un acercamiento de esta naturaleza al PP podría generarle un agravamiento muy peligroso. Y el PP se aferra a una mayoría absoluta que no sobreviviría a un paso por las urnas y se especula con que incluso está estudiando alguna triquiñuela para prolongar de forma torticera unos meses más la actual legislatura.

Pero el tiempo se acaba. A pesar de sus dificultades para articular una propuesta alternativa, el Estado se verá obligado a hacer alguna oferta si no quiere perder el control de forma total. La única buena noticia para Rajoy y el proyecto de España es que Urkullu y Ortuzar se están postulado como agentes legitimadores del proyecto de reforma de la Reforma y rehuyen cualquier dinámica de reivindicación no ya del derecho a decidir sino ni siquiera en defensa del actual marco estatutario, que está siendo triturado por la acción legislativa del gobierno central. El miedo a perder su liderazgo electoral les paraliza y por eso tratan de mantener equilibrios imposibles, compensando las tímidas críticas a Madrid con durísimas e injustificadas descalificaciones a la izquierda abertzale.

El debate sobre el modelo de Estado será central en el próximo curso. La actitud de los dirigentes del PNV puede frenar pero no impedir la articulación de un segundo frente para el Estado en Euskal Herria. La dinámica a favor del derecho a decidir, espoleada por el enorme éxito de la cadena humana de junio, ha decidido transformarse en un movimiento estable que dé continuidad a esta reivindicación. Al margen de siglas partidistas, Gure Esku Dago! seguirá siendo punto de encuentro de personas, abertzales o no, que secundan el derecho a decidir de este pueblo. La pluralidad, el apartidismo y el sentido democrático serán los ejes de este proyecto, características que compartirá con otra iniciativa de reciente creación que atiende a otro de los puntos más sensibles del panorama político. Me refiero a Sare, la red en defensa de sus derechos de los presos presentada en junio y que ya anuncia para el 20 de septiembre su primera gran movilización.

En ambos terrenos, el derecho a decidir y la solución de la situación de los presos, la mayoría social ya ha expresado una voluntad clara a través de múltiples indicadores. La extensión de ese consenso y su proyección en nuevas dinámicas sociales significativas dependerá de la capacidad de acierto en cuestiones organizativas y tácticas de las personas que componen esos movimientos. Y de la fuerza y respaldo que seamos capaces de darles entre todas.

Durante este curso también se darán pasos en la constitución de EH Bildu como un frente amplio, una organización con estructura y entidad más allá de la suma de los partidos que la componen, que sin hacer desaparecer a estos constituya una oferta propia para dar cabida a nuevas personas y sectores. El alcance y la concreción de estos pasos deberán determinarse a través de un debate que no ha hecho más que empezar y que solo tiene como premisa el acuerdo de reforzar la dinámica común en EH Bildu. En el horizonte inmediato, el reto de las elecciones locales de mayo que deben suponer la ratificación del éxito electoral y político que supuso la aparición de Bildu y que exigen comenzar a trabajar desde septiembre en la elaboración de listas, programas y campaña. Y además, al margen de la reivindicación compartida y democrática del derecho a decidir, los soberanistas de izquierda tendremos que presentar nuestra propia propuesta ante el inminente debate sobre el modelo de Estado.

Finalizo este obligadamente resumido e incompleto repaso de algunos de los retos inminentes recordando que la situación económica sigue siendo muy mala para los sectores populares, a pesar de la propaganda del Gobierno y su recuperación de cartón piedra. La lucha en defensa de un empleo digno, de unos servicios públicos eficientes, de todos los derechos sociales, deberá ocupar un lugar preferente en nuestras agendas. Además de defender a la mayoría trabajadora de las permanentes agresiones de gobiernos y patronales, el espacio sindical también afronta su propia cita electoral, ya que en septiembre arranca el periodo concentrado de elecciones, que debería traer un nuevo avance del sindicalismo abertzale y combativo de la mayoría sindical. Especialmente importante es que salga reforzada la opción de LAB como representante de un sindicalismo sociopolítico activamente comprometido con la liberación nacional y el cambio social... Descansemos en vacaciones, pero no nos quedemos dormidos, que a la vuelta de agosto se presenta un curso apasionante plagado de desafíos y oportunidades. Seamos optimistas y volvamos para ello al aria de Puccini: All' alba vincirò!, vincirò!, vincirò!. La mañana será nuestra.

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