Alkis Antoniadis
Colaborador en la delegación de Syriza en el Parlamento Europeo

Que nuestro «no» resuene en toda Europa

A pesar del terror ejercido por los medios de comunicación y las instituciones, para el pueblo griego el dilema está claro. O votamos por la abolición de los memorándums y la apertura de una nueva vía que traiga esperanza, o votamos por la continuidad de la austeridad, la pobreza y la miseria durante los próximos 50 años.

O reconocemos que por primera vez, nuestro país lucha por romper el círculo  vicioso de las políticas del terror por el bien de los pueblos de toda Europa, o ratificamos con nuestro voto nuestra sumisión a quienes han transformado nuestra vida en pesadilla durante años.

O damos sin dudarlo un mandato para continuar el esfuerzo en favor de las capas populares y las clases que sufren la austeridad salvaje, o damos la razón a los gobiernos de Samaras, Venizelos, Papandreou, Papadimos que nos llevaron hasta esta situación.

O  elegimos restaurar la democracia en nuestro país y decidir nosotros y nosotras mismas nuestro futuro, en términos directos y absolutos, o permitimos que la toma de decisiones se dé en los cónclaves cerrados de las instituciones europeas.

O nos damos cuenta de que nuestros intereses son otros, opuestos  a los de los ricos que organizan la campaña por el “SI”, o decidimos con nuestro voto aumentar aún más los beneficios que han adquirido con los memorandos.

O decidimos por fin hacer pagar a aquellos que durante años hicieron fortuna a expensas de la gente, o aceptamos todas las exigencias del FMI de no tocar las grandes empresas,  jefazos y banqueros.

O construimos otra sociedad sobre la base de la solidaridad, las personas, el esfuerzo colectivo y la esperanza, o bien adoptamos el canibalismo social de todos contra todos y cada uno para sí mismo.

O pensamos  en el prójimo al votar, en quien ha perdido su trabajo y su dignidad personal debido a las políticas aplicadas por quienes nos están pidiendo que voten sí, o nos convertimos en cómplices de sus imágenes humillantes que nos han llenado de vergüenza en los últimos años.

O bien podemos estar orgullosos frente a nuestros hijos e hijas y decirles que no nos hemos rendido, que tomamos decisiones difíciles hoy, para que tengan el futuro que se merecen, o les decimos que teníamos miedos de Schäuble, Samaras y preferimos la seguridad de los condenados a muerte.

 En definitiva, o seremos quienes envíen el mensaje de la victoria en Europa y el mundo inspirando a otros pueblos que miran hacia nosotros con los ojos llenos de esperanza, o vamos a luchar para ganar también por ellos, o pasaremos a la historia por haber dejado que el miedo nos derrotara.

Todo lo que esperábamos, todo por lo que hemos luchado, todo lo que hemos reclamado lo tenemos ante nosotros. Todo lo que pensábamos, discutimos, esperábamos está aquí. Ya no hay más excusas. O elegimos la esperanza, o elegimos la miseria.  Nuestro NO debe resonar este domingo en toda Europa. Alto y claro, con una amplia mayoría.

Bilatu