Feli Otegui
Miembro de Batzarre

Trajes de gala de la corporación municipal de Pamplona-Iruña

Parece mentira que, ante la cantidad de problemas y dificultades a las que, una parte importante de la ciudadanía de Pamplona tiene que enfrentarse cada día, este asunto del vestuario de los concejales en determinados actos esté concentrando tanto debate y tanto tiempo de trabajo de algunos grupos políticos del Ayuntamiento.

Yo esperaba de todos los concejales del cambio una dedicación más intensa a resolver los problemas de los ciudadanos, especialmente de quienes más lo necesitan, y muchísimo menos a esto de los trajes de gala que tanto se aleja de la gente de a pie.

Dicen los defensores de los trajes de gala, que la corporación debe vestirlos cuando desfilan en “cuerpo de ciudad”. Ellos de frac, ellas de roncalesas. Ellos representando al pueblo pero vestidos como vestían  banqueros y aristócratas. Ellas representando a las pamplonesas, pero vistiendo como las roncalesas, salacencas o aezcoanas lo hacen en algunos días de fiesta. Pero la pregunta es: ¿la corporación de Iruña necesita esos trajes para desfilar en “cuerpo de ciudad”.

Esa vestimenta cuesta una barbaridad de dinero, unos 3.000 euros el de roncalesa y alrededor de 1.000 los de frac y complementos, que pagamos todos y que se detrae de otros fines mucho más necesarios. Este año los corporativos de Aranzadi han decidido, al igual que como ya lo venía haciendo la concejala de Izquierda Ezkerra, rechazar hacerse el traje. Por lo tanto 13 concejales y 10 concejalas han vestido de gala. Esos 23 concejales visten unos trajes que nos han costado alrededor de ¿40.000 euros?  De verdad, ¿no hay un mejor destino de ese dinero? ¿No se puede ir bien vestido sin necesidad de semejante despilfarro? No quiero ni pensar en la cantidad de dinero que, en forma de trajes de gala, hemos encerrado en los armarios particulares de cuantos concejales han sido.

Busco en otras ciudades del entorno y no encuentro tamaño disparate. Otras corporaciones participan en actos protocolarios sin necesidad de cargar a la ciudadanía semejante factura por su vestimenta. Llevan algunos distintivos: el alcalde el bastón de mando, algunos llevan banda, otros una medalla… todo ello mucho más asumible en gasto y, en mi opinión, mucho más ajustado a los tiempos actuales.

Sugiero, por lo tanto, que la corporación de Iruña se replantee la vestimenta que ha de lucir en determinadas ocasiones (muy pocas por cierto). Creo que sería buena idea que solicitase a Protocolo del Ayuntamiento una propuesta de vestuario acorde con los tiempos, y con la forma usual de vestir de la gente. ¿Qué tal de blanco y rojo en fiestas? Por supuesto ese vestuario pertenecería a los corporativos y por lo tanto debería ser pagado por ellos.

El tema de la participación del Ayuntamiento como tal, es decir, en representación de toda la ciudadanía  en actos religiosos sería objeto de otro debate de mucha mayor enjundia, que no es objeto de este pequeño escrito.

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