Rafael Puelles Mujika

Un deseo llamado tranvía

Todo esto nos viene a decir que la cuestión es poner un tranvía, da igual por dónde vaya. Hay que hacerlo. Ha de llegar al Campus que suena muy bien, muy moderno, suena a gran ciudad.

El proyecto de ampliación del tranvía de Vitoria-Gasteiz a la Universidad está generando debate en las instituciones y en la calle. La plataforma tranvíaNOtaldea, creada para tratar de detener este proyecto innecesario, ha puesto sobre la mesa datos y argumentos que, a nuestro juicio, demuestran el sinsentido de un proyecto que cuanto más profundizamos en él menos razones vemos para su realización y más estupor nos produce ver el empecinamiento de sus defensores-promotores.

Todo esto me ha llevado a pensar que si cuanto más voy conociendo este disparate menos entiendo la postura de sus valedores, es porque estoy analizando la cuestión erróneamente: estoy viendo solo un proyecto de transporte de viajeros. Y no lo es.

Las instituciones, los políticos nos proponen planes y proyectos, entre los cuales, los más, persiguen diferentes objetivos provechosos para la ciudadanía en general, o bien, para personas y colectivos en particular. Hay otros proyectos cuyo fin es el proyecto en sí mismo, adjudicar su realización, anunciarlo previamente en los medios (sobre todo en los afines), para finalmente, se confeccione o no el proyecto, guardarlo en un cajón. Su objeto, propaganda pura; hay múltiples ejemplos en todas las instituciones. Hay otros proyectos, de obras principalmente, cuyo beneficio es la realización del mismo y su ejecución. Creo que de este tipo también nos vienen a la cabeza bastantes ejemplos. Éste y el anterior son los que llamo proyectos políticos, no en el sentido noble de la política, en la cual creo, sino en el significado más peyorativo del término.

¿Es esto el proyecto del tranvía? ¿Qué tiene el tranvía? Hay muchos, demasiados, que quieren «poner» un tranvía. ¡Deseado tranvía!

Maturana (PSE-EE) quería poner uno en Vitoria-Gasteiz. Cuerda (PNV) no quiso aquel tranvía. Lazcoz (PSE), 2008, quería un tranvía al campus a través de Mendizorrotza, E. Zulueta, Salvatierrabide, Álava, Campus. No salió. Después, 2010, lo quería hasta Adurtza, llegar a las puertas de Ariznavarra por Rosalía de Castro y enlazar con la línea actual a través de las calles Portal de Castilla y Avenida. Tampoco salió. Maroto (PP), 2012, también deseaba un tranvía. Este iba a ser por Angulema, Florida, Federico Baraibar, José Mardones, Los Herrán Y Obispo Ballester. Tampoco. Maroto de nuevo, 2015, propone al Gobierno Vasco un doble ramal desde Angulema al Campus y a Salburua pasando por el puente de las Trianas.

Todo esto nos viene a decir que la cuestión es poner un tranvía, da igual por dónde vaya. Hay que hacerlo. Ha de llegar al Campus que suena muy bien, muy moderno, suena a gran ciudad. No importa que ya llegase en el 2008. No se han enterado. No se han dado cuenta que la ampliación alejaría a los potenciales usuarios de la universidad a partir de las paradas de Parlamento y Angulema para, después de un bucle absurdo, dejarles a la misma o mayor distancia de la universidad de donde estaban 10 minutos antes. No importa que la universidad ya tenga servicio. Ni siquiera se plantean abandonar el nombre de la línea porque vende muy bien. Da lo mismo que les hayamos demostrado con datos de la propia universidad su inutilidad. Cuando les decimos todo esto y más, se apresuran a decir que esto no es un tranvía a la universidad, tampoco lo es para el barrio, no, no, esto es un proyecto de ciudad, de país. Es un proyecto sostenible, accesible, bla, bla, bla… ¡Fantástico! ¿Y los viajeros? Hemos pedido una y mil veces estudios, datos de potencial utilización. Ni un solo ni triste dato; ni grupos políticos, ni Ayuntamiento, ni Gobierno Vasco. Nadie, ninguno. Bueno, tampoco es para tanto, no vamos a arruinar este proyecto por un detalle sin importancia.

No voy a mencionar siquiera los daños colaterales (entre los que están incluidos los vecinos para algún político) de este despilfarro inútil.

Esto es corrupción; esto es prevaricación intelectual. Porque Uds. lo saben mucho mejor que nosotros que esto es un sinsentido, Uds. saben que los que denuncian este atropello tienen razón, pero no están dispuestos a reconocerlo y mucho menos a renunciar a los beneficios que este proyecto lleva consigo.

Esto es un proyecto político, con lo cual va a generar beneficios políticos, también damnificados, y no solo la ciudadanía. Sabemos cuál es la unidad de medida de los beneficios y de los réditos políticos. Algunos van a sacar buena tajada, están vendiendo muy bien esta moto sobre raíles y además cuentan con un montón de «moteros» incondicionales dispuestos a comprar, si es necesario, hasta motos averiadas. Me temo que otros van a ver cómo pierden el voto fluctuante de izquierdas, incluso de alguno de sus moteros, en favor de otras opciones que han atinado en su opción contraria al proyecto. Algunos recibirán por la derecha algún que otro premio de ese otro voto fluctuante que ha sustentado el bipartidismo, allende el Ebro, hasta antes de ayer.

Elkarrekin Podemos, Irabazi, gracias por vuestra desinteresada ayuda. No os votaré porque no sois mi opción política pero siento profundamente que los depositarios de mi voto no hayan estado a vuestra altura.

EAJ-PNV, dentro de veinte años más o menos, cuando estéis preparando la licitación de las obras para tapar o levantar (lo que más convenga) los raíles del tranvía os escribiré una carta de la que os anticipo el comienzo: lo sabíais, os lo dijimos…

EH Bildu, ¿a dónde estáis mirando? El tranvía es como el carrito del helado, para cuando quieres darte cuenta ya te ha pillado.

PP, gracias, ganáis mucho en la oposición, creo que es donde deberíais estar siempre.
En fin, creo que no se me olvida nadie.

Bilatu