Unai Ugalde Olea, Susana Sandino García y Emilio Zubia Flaño
Steilas

¿Un futuro sin universidades públicas?

A partir de estas cifras más bien podría intuirse un movimiento de largo alcance destinado a que el conocimiento acabe residiendo en manos privadas.

Según Eustat, la CAV tiene 2.171.886 habitantes. La aportación presupuestaria de la CAV a la UPV/EHU para el año 2017 ha sido de 304 millones de euros, 4 millones menos que en 2016. Esto supone que cada ciudadano de la CAV aporta 140 euros para la financiación de nuestra Universidad Pública. Puede parecer mucho, puede parecer poco; hagamos, pues, una comparación: Cataluña dedica 190 euros; Austria, 525 euros; Irlanda, 600 euros; y Dinamarca, 780 euros.

Nos gustaría llamar la atención sobre el dato de Cataluña. En los sacrosantos rankings internacionales, este territorio ocupa el lugar más destacado entre las universidades estatales. Sin embargo, las universidades catalanas se quejan amargamente de la deficiente financiación pública que reciben. Recientemente (La Vanguardia, 2017/09/06) Joan Elias, rector de la Universitat de Barcelona, publicaba un interesante artículo, cuyo título hemos tomado prestado, donde aporta datos dolorosos que muestran la deficiente situación de las universidades catalanas, las líderes en el Estado.

Es preciso recordar que desde el año 2007 los planes universitarios son el instrumento clave para la financiación de la educación universitaria. Se trata de planes cuatrianuales (2007-2010, 2011-2014, 2015-2018), en los que se detalla la cantidad que los presupuestos, en nuestro caso los de la CAV, destinarán a la UPV/EHU y a las otras dos universidades privadas. Sí, también las universidades privadas reciben fondos públicos.

Pues bien, las previsiones de nuestro Plan Universitario 2011-2014 no se cumplieron. La crisis, que estalló hacia 2011, golpeó duramente los ingresos públicos, y la UPV/EHU dejó de percibir alrededor de 160 millones de euros de los consignados. Pero aún hay más: en 2017, vemos que los presupuestos de la CAV han recuperado los niveles de 2010, último ejercicio anterior a la crisis. No obstante, la aportación del Gobierno Vasco a la UPV/EHU en este 2017 se sitúa muy por debajo de la de aquel 2010.

¿Hacia una sociedad del conocimiento... privado? La nuestra es una nación pequeña. Escasa en recursos naturales, nuestra riqueza, nuestro bienestar futuro pasa por conferir valor añadido a nuestros productos, a nuestra actividad económica. Valor añadido que sólo llegará de la mano de un tejido industrial fuerte y responsable, con condiciones laborales dignas, lo que requiere una educación de máxima calidad, al nivel de las mejores en Europa, que nos permita acrecentar nuestro conocimiento, para que, en definitiva, podamos ponerlo a disposición de nuestra sociedad, y lograr así las cotas de felicidad colectiva y bienestar a las que todo ser humano aspira.

Desgraciadamente, no observamos que el Gobierno Vasco, ni la consejera de Educación, compartan esta opinión. Cuando la UPV/EHU progrese en los ránkings internacionales correrán a hacerse la foto. Cuando los entrevisten en televisiones y radios, se afanarán en expresar su alegría y compromiso con una educación de calidad para beneficio de toda la sociedad vasca. Sin embargo, las cifras indican todo lo contrario: no hay una apuesta clara por la universidad pública, depositaria por naturaleza del conocimiento del que queremos dotar a nuestra sociedad futura.

En efecto, a partir de estas cifras más bien podría intuirse un movimiento de largo alcance destinado a que el conocimiento acabe residiendo en manos privadas. Pero no olvidemos que los bienes privados cambian de manos en función de factores normalmente ajenos el interés general de la sociedad. No faltan ejemplos de empresas vascas líderes europeas en su campo (energía eólica…), que en poco tiempo han pasado a manos extranjeras. Por no hablar del sector de la banca.

Según este supuesto, nos podríamos hallar en la antesala de la privatización del Conocimiento. Si este fuese el caso, pedimos que se nos hable claro. Que se nos enumeren, y demuestren, las ventajas de que el Conocimiento resida en manos privadas, en vez de en instituciones públicas como nuestra Universidad. Que se diga que esa es la razón de la menguante financiación de la UPV/EHU, y la no reversión del incumplimiento financiero incurrido en el cuatrienio 2011-2014

¿«Conocimiento»... o «con cemento? También podría ocurrir que, a la par, nuestros gobernantes confundan el «conocimiento» y el «con cemento». A este respecto, cabe traer a colación los 3.800 millones de euros que Gobierno Vasco y Gobierno central acaban de acordar destinar como inversión plurianual para el tren de alta velocidad. Si ese es el modelo de futuro al que nos dirigimos, los egresados de la UPV/EHU, las investigadoras jóvenes seguirán viéndose abocados a marcharse fuera en busca de un porvenir académico menos frustrante, y unas mejores condiciones sociolaborales donde desarrollar su proyecto vital. Eso sí, lo harán cómodamente sentados en los vagones del TAV.

Ya lo dijo Derek Curtis, ex-rector de la Universidad de Harvard: «Si cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia».

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