José Luis Úriz Iglesias
Futuro afiliado de este renacido PSOE

Un nuevo PSOE, una nueva izquierda, un nuevo país

Por un lado la necesidad de sacar a Rajoy de la Moncloa, de apostar por una confluencia de la izquierda con los nacionalistas para conseguirlo, o sea excluyendo a Ciudadanos (180 son más que 170), de abrir una posibilidad de consenso que evite el choque de trenes con Catalunya ahora y Euskadi después

Este fin de semana se ha celebrado el 39 congreso del PSOE. Se trataba de una prueba de fuego no sólo para el socialismo, también para la izquierda en su conjunto, después del para algunos sorprendente e inapelable triunfo de Pedro Sánchez en las primarias celebradas el pasado 21 de Mayo.

Había serias dudas de si el flamante nuevo secretario general, iba a aguantar el envite de las poderosas fuerzas que desde dentro y especialmente desde fuera, iban a intentar amortiguar su triunfo. Si al final se achantaría evitando que su gente, proveniente toda ella del sector más a la izquierda del partido, copara su dirección.

Resulta significativo que la canción que abrió el acto final fuera rock. Allí atronó Sweet Child O’Mine de los venerados Guns N’Roses, todo un mensaje.

No ha sido así, al final ha demostrado que este nuevo Pedro Sánchez se parece muy poco, al que caminó con más pena que gloria por la dirección socialista condicionado por lo que esos poderes le iban marcando. Quizás la sorprendente entrevista que concedió a Jordi Évole en su Salvados, marcó un antes y un después en su personalidad, en su psicología.

No es el único hecho que ha condicionado ese cambio, también la poderosa reunión que el 25 de noviembre del pasado año celebraron una treintena de socialistas en una sala del Ateneo de Madrid ha influido en ello.

Allí gentes que ahora aparecen en la dirección de este nuevo partido, como Toni Ferrer, Odón Elorza, Cristina Narbona, Margarita Robles, Luz Martínez, Manu Escudero, o Andrés Perelló que aunque no asistió apoyó, junto con personajes de la izquierda del peso de Josep Borrell, o José Antonio Pérez Tapias, diseñaron una línea ideológica que ha resultado ganadora en este cónclave.

Era un momento crucial, con un Pedro Sánchez deshojando la margarita en su domicilio, en estado de depresión, con serias dudas sobre si dar la batalla o retirarse de manera definitiva. Aquella reunión, el documento elaborado inspiraron el «Espíritu del Ateneo» que acabó animándole a lanzarse al ruedo. A veces así se escribe la historia y quien escribe estas líneas participó en ella impulsándola.

Lo ocurrido este fin de semana no se podría entender sin aquella reunión. Tampoco la visualización de la actual dirección socialista, incluso la propia ponencia aprobada. Si comparamos aquel documento con esa ponencia nos daremos cuenta de esta circunstancia.

Ha sido un congreso en el que se ha escuchado a la militancia. Era un clamor en los pasillos, por un lado la necesidad de sacar a Rajoy de la Moncloa, de apostar por una confluencia de la izquierda con los nacionalistas para conseguirlo, o sea excluyendo a Ciudadanos (180 son más que 170), de abrir una posibilidad de consenso que evite el choque de trenes con Catalunya ahora y Euskadi después.

De ese congreso se ha salido con esas ideas y con una dirección adecuada a las mismas. Esta vez sí, en sintonía con la bases que han llevado a Pedro Sánchez a su dirección máxima. Cualquier observador que participara en el acto final del domingo en Ifema se daría cuenta de ello.

La izquierda se ha impuesto en este congreso, porque la inmensa mayoría de los afiliados y afiliadas lo es. También porque los votantes lo son, los que aún siguen y lo más importante, los que se fueron.

Con lo ocurrido este fin de semana el PSOE vuelve a estar en condiciones de recuperar esos cinco millones de votos perdidos, cuando Zapatero decidió abandonarles a su suerte acogotado por los poderes fácticos. Sólo hay que esperar que esa circunstancia no se le olvide jamás al propio Pedro Sánchez.

Una victoria que he encendido las luces rojas de esos poderes fácticos, como indica el lamentable editorial de "El País" del pasado lunes.

Pero ahora viene lo más difícil y la gran pregunta: ¿qué hacer? La misma que se hizo en su momento el propio Lenin.

Desde luego y primordial, no traicionar el espíritu emanado de ese Congreso, ni a la afiliación, ni a los votantes. Giro a la izquierda, echar a Rajoy de la Moncloa en el plazo más breve, evitar el «choque de trenes» con Catalunya en octubre, o recuperar la defensa de la República. Un partido democrático, transparente, participativo, en perfecta simbiosis con la sociedad, coherente y honesto.

A partir de ahí todo lo demás. Lo señaló Sánchez en su alocución final. Hasta llegar a esa moción de censura caminar cada semana con el resto de la oposición, y ahí lógicamente no entra Ciudadanos que se siente mucho más gobierno, para imponer ese 180-170 en los temas fundamentales para nuestra ciudadanía, para los más desfavorecidos paganos de las políticas puestas en marcha por el PP.

Trabajar como el boxeador que castiga lenta pero inexorablemente a su contrincante preparando el golpe final, que se podría das en el asalto 9, o 10, o sea para septiembre u octubre.

En ese trayecto abrir vías de comunicación y entendimiento con Podemos, pero también con PNV, PDC, antigua Convergencia, ERC e incluso con una nueva Bildu en la que ha triunfado el sector más moderado y pragmático.

Ganarse a Catalunya y Euskadi, desde el diálogo, desde el intento de convencimiento, de buscar puntos de encuentro y consenso. Todo es posible ahora con este nuevo PSOE. En la dirección hay gentes que entienden y defienden esa necesidad de encuentro. El concepto de Estado Federal Plurinacional que se incluye en la ponencia aprobada, más el respeto del derecho a decidir a través de la vía legal del artículo 92 de la Constitución es una vía factible.

Ahora el resto de fuerzas de la oposición deben dejar trabajar a este nuevo partido socialista, ponérselo fácil, ayudar a realizar ese tránsito, porque seguro que resulta mejor para Euskadi, Catalunya y España.

Al inicio del 39 Congreso se planteó, que podía suponer una refundación de una socialdemocracia herida de muerte en Europa. ¿Refundar esa socialdemocracia? ¡No! Lo que este congreso puede y debe suponer es una refundación de la izquierda.

Portugal abrió la puerta, España será la siguiente y quizás el sur marcará el camino al norte.

Ojalá…

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