José Ramón Urtasun

Una medalla para Eduardo Santos, por favor

Considero que Eduardo Santos se ha subido una vez más, a la parra de una falsa equidistancia política con el fin de aparentar estar por encima del bien y del mal y solo consigue decir vaguedades

Este viernes pasado, "Diario de Noticias" publicó un artículo firmado por el flamante secretario general de Podemos en Navarra, titulado "Medalla de oro: problemas del decreto que lo regula".

Al leer el título, pensaba que Eduardo Santos iba a desgranar aquellos aspectos jurídicos del decreto de la concesión de la Medalla de oro por parte del Gobierno de la Comunidad Foral. Pero no. Leyendo el texto, pronto se advierte de que los problemas, en plural, no están en el Decreto, sino que vienen ocasionados según sea la persona o la institución que lo reciba. Algo que ya sabe todo el mundo. Pues los premios tienen siempre ese fallo: nunca llueven a gusto de todos. Se conceden para premiar a unos y castigar a quienes no se los otorgan, y esto, como abogado penalista que es Santos, lo debe de saber bien.

Al secretario general de Podemos, la situación actual no le gusta. Habría que buscar una fórmula para que la concesión de dicho premio contentara incluso a las babosas del campo, que, como es bien sabido, no tienen ideología. Al representante de Podemos le gustaría que dicha concesión sirviera para que todos, unidos de la mano, nos sintiéramos partícipes del mismo proyecto común. Más aún, que la concesión de este premio sirviera para que todos los navarros se sintieran orgullosos de ser navarros. Felizmente, no ha encontrado dicha fórmula de homogeneidad y uniformidad de la voluntad de la ciudadanía.

Tampoco le agradan los debates que se han suscitado sobre esta cuestión porque, según él, se hacen utilizando el pasado fuera de contexto, como es el de la bandera y escudo de Navarra, y que, para colmo, es un «viejo debate».

¿Viejo debate? Sería muy provechoso que el secretario general de Podemos en Navarra dijera cuándo se ha debatido en esta tierra sobre este asunto, al margen de lo disputado en el siglo XVII por Oihenart y el jesuita Moret. Más en concreto, ¿podría decir el secretario general de Podemos cuándo en su formación política, en el consejo ciudadano o en los círculos se ha debatido sobre este tema? No solo el de la bandera, sino, incluso, el de la concesión de este premio y su regulación por decreto. Que se sepa, Podemos no ha dicho ni Pamplona.

¿Acaso Podemos no tiene una idea común, debatida y aceptada por sus militantes, sobre banderas que, según algunos de su formación, al menos en Madrid, representan ideas?
Ya es sabido que sobre los debates, sobre temas y personajes históricos se cierne siempre la amenaza del contexto. Lo que digas sobre ellos, si no gusta al contrincante, servirá para recordarte el contexto. Como si quien se agarrase a este, supiera de ese contexto. Así que ya puestos, una pregunta: ¿Qué sabe, usted, secretario general de Podemos en Navarra, del contexto intelectual y político de la época del Sr. Campión?

Nos dice Eduardo Santos que gran parte de la intelectualidad europea, contemporánea de Campión, era racista. Lo curioso es que no cite a ningún intelectual de esta época. Mire, señor secretario general, Campión era racista, xenófobo y antisemita. Y no es cuestión de avalar este comportamiento con una cita o con dos. Es su obra la que transpira este componente tóxico. Es ridícula la pretensión exculpatoria de Campión al decir que se limitó a seguir donde va Vicente. De este modo, no se le hace ningún favor al polígrafo navarro. Lo importante sería investigar cómo era el racismo, la xenofobia y el antisemitismo de Campión. Si era diferente a los autores que copió, los superó o, por el contrario, se limitó a ser un clon de ellos, porque, entonces, sí que sería un bluf. Para ese viaje intelectual no se necesita tanto rodeo.

¿Cómo puede decir que el debate sobre la bandera y escudo de Navarra «no interesa a la mayoría de la sociedad que asiste al espectáculo estupefacta»? ¿Estupefacta? Menos es nada. Lo peor sería que asistiera indiferente, pero no disponemos de estudios de campo estadístico para saberlo. 

Ya en un plano más serio afirma que Podemos se sitúa en la defensa de «unos valores compartidos que no pueden ser utilizados como arma política arrojadiza». Bienvenido sea al club. Pero, díganos, de verdad, ¿quién o quienes en este debate estupefacto han salido a la opinión pública defendiendo unos valores determinados y que deban ser compartidos por todos?

Considero que Eduardo Santos se ha subido una vez más, a la parra de una falsa equidistancia política con el fin de aparentar estar por encima del bien y del mal y solo consigue decir vaguedades como pretender que la concesión de la medalla de oro sirva para «honrar a personajes que sirven de ejemplo de los valores que defendemos y queremos defender relacionados con la solidaridad, la igualdad, el pluralismo», porque «nosotros creemos que existe una sociedad navarra, viva, solidaria, acogedora. Gente cuyos valores nos estremecen, nos emocionan a todas, seamos del color político que seamos. Están ahí. Esperando que todos los reconozcamos como se merecen».

Con todos mis los respetos. ¿Lo dices en serio?, ¿qué pretendes, dejar desierto todos los años el premio?

Yo le propondría a Uxue Barcos una medalla para ti, por tus buenas intenciones, pero ya es sabido que la democracia está llena de ellas.

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