Javier Orcajada del Castillo

Artur Mas motor del procés

La figura del President Mas ha adquirido una dimensión de prestigio internacional, pues se ha convertido en el político carismático que ha liderado todo el proceso modélico encaminado a la consecución de la independencia de Cataluña. Debería ser de público reconocimiento, a pesar de la campaña de trivialización y desprestigio a la que le están sometiendo los poderes fácticos y los medios de comunicación españoles.

Pero sorprende a los que observan con interés y simpatía los acontecimientos desde fuera de Catalunya y desean que su singladura final arribe a buen puerto y que se recupere el habitual clima de concordia y consenso entre los grupos políticos favorables a la creación de la república, evitando tantas trabas para nombrar President a Artur Mas, aduciendo haber sido el promotor de la política de recortes en la Generalitat a causa de la crisis y porque se le acusa de permitir y fomentar la corrupción para financiar su partido y de ser cómplice de la acumulación ilegal del importante patrimonio de Jordi Pujol.

Al respecto convendría matizar que la corrupción es una práctica generalizada en todas las instituciones públicas del estado español y el PP, partido en el poder que se halla empantanado en multitud de causas ante los tribunales, es quien acusa con cinismo a Mas con el propósito de desacreditar y arruinar el procés para la independencia. El fenómeno de la corrupción debería sustanciarse en otros foros porque parece algo intrínseco a la condición humana.

La presión a la que está sometiendo la progresista y dinámica agrupación CUP a Mas negándole toda legitimidad para acceder al cargo de President es legítima y merece la pena exigir todas las garantías para ejemplarizar una decisión de tanta simbología, pero conviene ser prudentes y no olvidar que se hallan en juego valores superiores, pues la interinidad en la que se ha entrado puede ser el acicate para que partidos constitucionalistas, apoyados por los poderes fácticos que no cesan de conspirar, pueden hacer fracasar lo que ya es una venturosa realidad fruto de una delicada alquimia superando obstáculos que sólo puede causar admiración a los observadores de buena fe del procés y que debería ser lección a imitar por otros pueblos que aspiran a autodeterminarse, así como para estudiosos y constitucionalistas del mundo.

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