Enric Vivanco Fontquerni

Bruselas

Es aburrido mirarse el ombligo y convencerse que todo gira alrededor del mismo. Apreciar los matices de lo que es realmente importante y dejar de lado lo que es superfluo es una tarea difícil ya que la subjetividad siempre está incrustada en la propia esencia. Se podría editar una enciclopedia de los últimos seis meses de declaraciones indignas de políticos, de periodistas y de los supuestos analistas que se otorgan ellos mismos este concepto, lo que ilustra su desmesura intelectual. El siglo XXI, avanza paso a paso y la enseñanza que se debería extraer del período anterior es que las guerras no resuelven nada, son un negocio fúnebre que como mucho aplazan la solución. Si algo tienen claro los que quieren construir una República en Catalunya es que la fuerza bruta es la bravata de la sinrazón. En estos momentos, ni la dictadura judicial, ni la guerra psicológica que el Estado está llevando a término para desmoralizar al soberanismo, con unos medios de comunicación que son el equivalente de las divisiones de soldados, como sucedió en el siglo anterior, en que las ejecuciones campaban a sus anchas, en la actualidad por mucho que se lo pida el cuerpo, por las bravatas que se oyen en sus manifestaciones y los actos violentos hacia personas que aprecian caminar a través del  horizonte y no por el fango histórico habitual. Tratar a un President, como un partícipe de una rebelión, por promover y llevar a término una consulta, que se podía revocar por medio del voto, en el siglo XXI esto ya no es posible como tampoco bombardear Barcelona, con aviones militares que afortunadamente la OTAN lo impide, ya que muchos no ponen la mano en el fuego, porque piensan que hubiese sido probable una acción semejante, para escarmentar una zona concreta del Principat. El siglo XXI, avanza poco a poco, la sangre se sustituye con la aplicación de leyes del siglo XIX, los soberanistas están mostrando que el corpus jurídico político del Estado español, es obsoleto, injusto e ineficaz.

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni

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