Maria Olga Santisteban Otegui | Zalla (Bizkaia)

Collares, cruces y medallas

Erase una vez un país, en el que sus reyes y gobernantes mantenían y mantienen «amigables» lazos de provechosa colaboración con aquellos países cuyos regímenes de gobierno se asemejan bastante a dictaduras personalistas y con un control ferreo sobre su población, y donde los derechos humanos «brillan» bastante por su ausencia (países estos, con riquezas naturales, véase petróleo o gas natural). Asimismo existen ciertas monarquías, en cierto golfo cuyas formas de gobierno se asemejan a formas cuasi medievales, donde las formas de gobierno son todavía mas rigidas y con «sospechosos» lazos de amparar o permitir a los «amigos» de la sinrazón. Entonces los reyes y gobernantes de ese país, se dieron unas «vueltecitas» para ver si podían hacer provechosos «negocios», véase: venta de armas u otros equipamientos militares, y eso sí, para que empresas de ese país consiguieran contratos para la construcción de infraestructuras varias con jugosos contratos. Así que se dedicaron a «repartir» medallas, collares y condecoraciones varias de las más distinguidas, con el fin de agasajar a dictadores, reyes y demás de dicho golfo (pensando que dichas «amistades») bien valen medallas y collares. Siempre se podrá pensar en los «beneficios» que tales negocios y contratos «supuestamente» tienen para los ciudadanos de ese país… o amen de los bolsillos de alguien. Siempre queda el «consuelo» de escuchar a cierto gobernante de ese país «ignorar» las circunstancias en lo tocante, al cumplimiento en esos países de los mas basicos derechos humanos.

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