Parece que la hegemonía del imperio americano se ve amenazada por los llamados países emergentes, todos ellos con sus propios problemas, pero disputando el primer puesto al yanqui. Éstos, en defensa de sus intereses (o sea, de las grandes corporaciones), desarrollan estrategias para mantener su posición, y aquí entra el TTIP (Acuerdo trasatlántico de comercio e inversiones), en negociación con el Gobierno de la Unión Europea.

Uno de los pilares de la industria en los EEUU es la agricultura y uno de los objetivos del TTIP es la introducción en Europa de la producción de las grandes empresas, con especial énfasis en los Organismos Modificados Genéticamente, los transgénicos. Hasta el momento, las normas ambientales en la UE, que contemplan el principio de precaución, han impedido la invasión de los OMGs americanos. Estas normas dicen que los transgénicos actúan a largo plazo y en combinación con muchos otros factores. Pero ahora la autoridad europea de seguridad alimentaria pretende rebajar la legislación a la de los EEUU donde la industria es muy poderosa e impone sus reglas, que no requiere supervisión, reglas de seguridad ni etiquetado. Estos cultivos en Norteamérica son rociados con cantidades crecientes de pesticidas tóxicos. Como ejemplo, Europa prohibe actualmente 86 de los que allá se permiten.

Siguiendo con este marco desregulador. las presiones del lobby energético pretenden tumbar las prohibiciones al fracking, logradas gracias a las movilizaciones sociales. Lo hemos visto en Navarra (y en otros lugares), donde una mayoría del Parlamento lo prohibe, pero vienen los tribunales del estado e invalidan el acuerdo. Uno de los informes que más repercusión ha tenido este año ha sido elaborado por el Instituto Geológico y Minero. Alerta sobre ciertos riesgos de esa extracción de gas. Recordemos, muy en breve, la contaminación de acuíferos, con el consiguiente peligro para el consumo humano y los cultivos, están los temblores de tierra y un preocupante y largo etc. El informe fué devuelto a sus redactores para que suavizaran el contenido, y así facilitar la implantación del fracking en el estado español. Parece que las presiones que ejercen las empresas del sector en los ministerios de Industria y Medio Ambiente son muy fuertas.

En definitiva, el TTIP plantea numerosas y graves amenazas para la población y el medio ambiente, concentrando todavía más poder en quienes dirigen las finanzas, la industria y la política en Europa y E.E.U.U. Como el ocultamiento y el engaño es su forma de actuación, poco está trascendiendo a la opinión pública del asunto, pero no podemos permitirnos la pasividad en un asunto que nos concierne a todxs.El 18 de abril es el día de la lucha contra el TTIP.