José Ortega Junguitu

El último informe de SOS Racismo

«…el  discurso xenófobo puede endurecerse»; y añade que se está dando «…una discriminación oculta que no ha disminuido y que está acompañada por un discurso de rechazo cada vez más duro en el vivir diario en (… ) los bares, entre los vecinos, incluso en el ámbito familiar.» Aciertan en esa observación, pero faltan aspectos importantes en ese informe, limitado a la denuncia de casos de violencia racista y a la crítica de comportamientos sociales. Falta en él un análisis del origen de esa xenofobia y de esos casos de inaceptable racismo que denuncia.
 
Y falta igualmente un análisis serio a nivel institucional y político; falta un debate abierto a las opiniones y deseos de la ciudadanía sobre el importante y problemático fenómeno de la inmigración. A la sociedad se le ha usurpado la posibilidad de opinar democráticamente sobre este fenómeno tan importante (y no solo de ese); y ello ha generado una sensación de impotencia y  frustración generalizada.

El fenómeno es complejo, pero eso no justifica la aceptación acrítica de hechos consumados ni el ocultismo o el silencio ante este  problema, por muy incómodo o complicado que este sea, y aunque ya sea tarde para dar marcha atrás en muchos aspectos.

Va acabando la campaña electoral; hubiera sido un buen momento para sacar el tema a la luz pública y ver los diferentes planteamientos de los partidos. Pero nada: silencio. Y no me vale la forma oportunista y tangencial de hacerlo del PP, dado que es ese partido el responsable máximo del (des)control caótico de la inmigración en todo el Estado.

Hablar del fenómeno inmigratorio, valorarlo con objetividad y asumir la voluntad de la sociedad sobre el mismo no es ni xenófobo ni racista. El silencio o la pasividad institucional sí son el caldo de cultivo de esas reacciones emocionales indeseables que tan peligrosas consecuencias pueden traernos.

Gracias por su atención.

Bilatu