Javier Orcajada del Castillo

«La independencia nunca necesitó la violencia»

Esta afirmación corresponde a la opinión de un acreditado analista en un artículo de opinión en un diario vasco. Así lo explica: «La historia nos ha demostrado que ningún futuro glorioso se puede levantar a partir de la victoria sobre otros (...) Hubo alarde de nobleza en el 36 cuando defender la lengua, la cultura y la libertad exigió tanta entrega y sacrificios». En qué quedamos: ¿los gudaris vascos en el 36 ejercieron o no la violencia para defender su independencia contra el invasor? El autor debe ignorar el derecho a la rebelión contra la tiranía defendido por Platón, Santo Tomás de Aquino, San Isidoro de Sevilla entre otros. Pero es que ese derecho es proclamado por declaraciones como La Revolución Gloriosa en el Reino Unido en 1689; así mismo en la Constitución Americana de 1776. En 1793 la Declaración de los Derechos Humanos y posteriormente una serie de abundantes proclamas defienden el derecho a la violencia para luchar contra el gobernante opresor. No ha habido un sólo episodio en la humanidad que muestre que una metrópoli haya concedido voluntariamente y sin violencia la independencia negociando con sus partidarios. Sería admitir la cuadratura del círculo, pues la indivisibilidad es el valor supremo de los estados modernos porque supone un signo de de debilidad ante los demás estados y porque puede incitar a otras partes del territorio a pedir su independencia. Ese es el fundamento de los imperios cuya defensa les ha llevado a perder hegemonía en el concierto internacional e incluso desaparecer como han sido las historias del Imperio Austro-Húngaro, el Otomano, el Bizantino y más recientemente la URSS. Todos ellos han pasado, no obstante, por procesos de máxima violencia y los imperios acusaban a los independentistas de terroristas, pero si alcanzaban la independencia eran considerados héroes y les ponían su nombre a las principales avenidas de la nueva nación. Los imperios se han formado a base de violencia al invadir pueblos a los que se arrasaba, se asesinaba a los separatistas y una vez asimilados en el Imperio, creaban constituciones que afirmaban la indivisibilidad del territorio y en el preámbulo se filosofaba apelando a la ética y al pacifismo rechazando la violencia para la consecución de objetivos políticos. Aunque el origen de esos nuevos estados desgajados se haya logrado por medio de la violencia.

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