José Luis Díaz Monreal

Las mujeres en las luchas obreras de Navarra en los años cincuenta

En la primavera de 1951, en plena dictadura franquista, se produjo en Iruñea una importantísima huelga general. Comenzó el lunes 7 de mayo y concluyó el 11. Fue una sorpresa para todos que este hecho se diera en la capital navarra, una ciudad poco industrializada, en donde el proletariado tenía escasa fuerza y tradicionalmente no había demostrado una gran combatividad. Además, la sociedad navarra pertenecía al bando de los vencedores de la guerra, estaba impregnada de un acendrado tradicionalismo y en ella la religión constituía un elemento determinante.

En este durísimo conflicto tuvieron una intervención definitiva las mujeres. El inicio del mismo tuvo como detonante la subida del precio de los huevos, lo que significó la gota que colmaba el vaso de la paciencia ciudadana. Era la época de las cartillas de racionamiento, del mercado negro, de los salarios congelados, de la subida galopante de los precios, del enriquecimiento de unos pocos y de la miseria de los más.

La mañana de aquel lunes, un grupo de mujeres inició una protesta en el Mercado del Segundo Ensanche desde donde comenzaron una manifestación que se encaminó hacia el Gobierno Civil. Durante el trayecto se fueron sumando más mujeres hasta formar un grupo de unas trescientas. Llegadas a su destino una comisión de cuatro de ellas subieron a transmitir sus protestas al máximo mandatario provincial, el falangista Luis Valero.

El gobernador salió del paso como pudo amparándose en vagas promesas sobre determinadas medidas que estaban a punto de ponerse en marcha, al tiempo que echaba la culpa de la situación a la escasez de las cosechas y a la pertinaz sequía. Esto generó un gran descontento entre las manifestantes y se produjo un gran alboroto en la plaza, que degeneró en enfrentamientos con los grises. Resultaron detenidas Laura Lacabe Lusarreta (34 años), Petra Equiza Lerga (54) y Natividad Bella Esparza (16). En los días posteriores también fueron detenidas, Micaela Ilardia Labiano (27), María del Rosario López Garde (27), María Victoria Oroz Ciordia (23), Pilar Moreno Rodríguez (23), Basilisa Blázquez Tabernero (48) y Juana Ruiz Bados (24).

La policía empleó con profusión sus armas de fuego, con el resultado de cinco heridos de bala, dos de ellas mujeres: Pilar Muruzábal Zuasti (17), que recibió dos disparos el día 9, uno en cada pierna, con rotura del fémur izquierdo y pronóstico grave y María Arce Ochotorena (81), herida el día 10, también en una de sus piernas.

Entre los procesados con motivo de aquellos sucesos se hallaban las anteriormente citadas: Micaela Ilardia, María del Rosario López Garde y María Victoria Oroz. En el juicio celebrado el 6 de setiembre de 1958, María del Rosario fue condenada a cinco meses de arresto mayor, Micaela a un mes y un día y María Victoria fue absuelta.

En un informe enviado por el gobernador al ministro Secretario General del Movimiento, Nemesio Fernández Cuesta, hacía hincapié en el destacado papel que las mujeres habían tenido en aquella huelga.

Durante 1956 se produjo una huelga en la fábrica La Moderna, más tarde conocida con el nombre de Calzados Armendáriz. La práctica totalidad del personal eran mujeres. El paro comenzó por un acto de solidaridad con una compañera que iba a ser despedida. El motivo de la sanción fue el de haber contestado a una encargada. La huelga fue espontánea y las trabajadoras lograron sus objetivos creando un precedente de solidaridad en una fábrica caracterizada por unas exageradas relaciones patriarcales.

Sirva este recordatorio como homenaje y agradecimiento a las mujeres señaladas y a otras muchas anónimas, gracias a cuyas luchas el movimiento obrero navarro alcanzó la pujanza que tuvo unos años después, en los setenta y que hoy, desgraciadamente echamos en falta.

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