Iñaki Albisu

Operación San Bartolomé

Con esta denominación comenzaba ayer un periódico el relato de las últimas «novedades» en la cuestión y puede ser una expresión no desacertada sobre todo dándole un sentido amplio a lo de operación.

Muy resumidamente se podría decir que el «tema» empieza con una iniciativa (que parecía Municipal) y que partía de la base del desmonte del Cerro.

Esto lo paro la ciudadanía en los tribunales, pero entonces se despliega el Plan B; construir aquel gran volumen edificatorio (supongo que el mismo que antes) pero ahora sobre el cerro, en lugar de bajo el cerro.

Y aquí empiezan las dificultades y algunos errores, como por ejemplo, que en vez del antiguo modelo de ocupación de la colina, que pudiéramos llamar conventual, surge una alineación mágica, casi divina, astral de seis bloques pareados que haría sonrojarse a cualquier alumno.

En urbanismo clásico se estudia la diferencia entre intereses privados y públicos (la buena ciudad), como deben compaginarse y siempre estar vigilante la administración para que el ejercicio de los primeros no impida los otros, como en este caso; la buena ciudad.

Así las cosas lo que más llama la atención, es que la administración municipal no parece enterarse de esto y no solo secunda esos intereses privados sino que se hace portavoz de ellos en la prensa (con foto del concejal y todo) y va vendiéndonos los últimos avances de la cuestión, ya sea el centro comercial en la ladera verde o lo que toque.

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