Iñigo Jaca Arrizabalaga

Para que voten a Bildu ¿hay que renunciar al euskera?

El método de reducción al absurdo nos llevaría al titulo de este escrito como propuesta y conclusión lógica del enunciado por Mikel Kintana cuando criticando a Hasier Arraiz se pregunta si para votar a Bildu hay que saber euskera. Yo pensaba que el debate que plantea este militante de Sortu de las Encartaciones estaba superado, por anacrónico, por extemporáneo, porque supone ignorar que tras la Ley de Normalización del Euskera de 1982 de Euskadi y la del Vascuence de 1986 de Nafarroa seguimos esperando que estas se cumplan con una tolerancia y pasividad increíbles.

 No solo son las leyes propias las que confieren derechos a los ciudadanos vascos y obligaciones a sus administraciones, también las normas europeas vigentes en nuestros territorios. Y ello es debido a que en nuestros territorios se ha vulnerado y se siguen vulnerando derechos fundamentales de la población que quiere expresarse y vivir en su lengua.

 Esta es una cuestión de derechos humanos que ningún militante político debiera cuestionar reduciéndolo a un puñado de votos, o aludiendo a discriminaciones en el acceso al trabajo, cuando la población vascófona, por poner un ejemplo, es discriminada en aspectos tan básicos como su derecho a la salud y seguridad del paciente, al tener que acudir a unos hospitales en los que la mayoría de profesionales carecen de la capacitación lingüística necesaria para garantizar una adecuada comunicación.

 Existen ejemplos como el flamenco, en el que se priorizó la lucha por la recuperación lingüística, empeño en el que han triunfado totalmente, también es envidiable la situación de la lengua catalana, y son estos dos pueblos europeos quienes avanzan hacia la independencia muy por delante del nuestro. Nosotros todavía estamos ante el riesgo de perder nuestra lengua, pero el papel de victimas parece ser patrimonio únicamente de quienes deben acreditar conocimientos de euskera para ocupar plazas en la administración y no discriminar a los ciudadanos vascófonos que atienden.

 Al alcalde de Donostia decirle que ni en Cataluña ni en Flandes se hubiera generado la situación por la que ha protestado Hasier Arraiz, pues cuando en un país existen dos lenguas oficiales, es lógico que las bases de la convocatoria contemplaran el requisito del conocimiento de ambas y esto lo entienden muy bien en Europa. Y a Mikel Kintana decirle sin acritud que soy de su edad y que sigo aprendiendo euskera. Trabajos científicos realizados en la Universidad de Edimburgo permiten afirmar que hablar dos lenguas ralentiza el deterioro cognitivo del envejecimiento del cerebro y los resultados de investigación publicados en la revista de la Asociación Neurológica Americana y SNI muestran que el aprendizaje de un nuevo idioma puede retrasar el mal funcionamiento del cerebro y frenar la aparición de la demencia varios años.

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