Javier Orcajada del Castillo

Terapia mental para supervivir

Según los expertos, el nivel de satisfacción de cada día viene condicionado por lo que perciba en las primeras horas. Para ello hay que levantarse bien despierto, por tanto, conviene hacerse un breve programa que sea cumplible. No hay que poner la radio ni música, pues es en esos momentos cuando es más agresiva y aprovechan que los oyentes están aun medio dormidos para asfixiarles a anuncios. Arréglese con tranquilidad y esmero; no desayune en casa. Vaya al kiosco y compre un periódico que tenga una línea crítica, pero con prestigio y honestidad. Puede ser GARA, "Libération", "Le Monde". No confíe en los habituales, pues tienen que defender a sus patronos. Ni siquiera los digitales que informan de verdades expresadas con exageración, pues casi todos ellos están fundados por periodistas despedidos de los grandes medios a consecuencia de la crisis. Los mismos perros con distintos collares. Vaya a desayunar a una cafetería y siéntese en una mesa tranquilamente. Hojee el periódico crítico por encima: así se blinda para soportar el chaparrón que recibirá a lo largo del día con consignas subliminales. No deje de leer los periódicos principales, pues de esa manera se enterará de lo que interesa a los que mandan. Porque rechazar cualquier información para evitar ser manipulado es una actitud sumisa que impide que sus ideas críticas florezcan. No sueñe con hacerse un ermitaño, pues huir nunca es prudente, aunque cómodo. Sepa que con el barniz informativo crítico que ha adquirido en la cafetería es una dosis de vacuna que le mantendrá alerta. Al finalizar sus ocupaciones, siéntese en su butaca preferida, ponga música clásica: Mozart, quizá algo de Wagner, pero mentalícese, pues requiere atención. Beethoven es apropiado, o algo de Bach. Escuche sin leer nada, pues se pierden matices de lo que escuche, beba algo. Una vez desintoxicado, ponga el telediario, alguna tertulia, incluso las más agresivas en las que más se interrumpan entre sí los intervinientes. Tómese a broma cuando pontifiquen o con las propias afirmaciones contradictorias de alguno de ellos. Observe que el coordinador interviene más que el resto de los demás juntos. No preste excesivo valor a lo que oiga, pues todos tienen que servir a su amo; piense que se están ganado el sueldo. Ahora ya puede leer el periódico crítico en profundidad: compruebe que la misma noticia tiene significados diferentes y a veces opuestos según el origen, pero contrástela con el sentido del periódico crítico. No es un sistema infalible: puede que piense de Vd. mismo que es un tipo extraño, pero siéntase tranquilo; sirve para mirarse cada mañana al espejo sin avergonzarse.

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