Lehendakari jauna,

Usted está hablando en clave positiva del balance de su labor en esta legislatura… Permítame que una mujer vasca desahuciada le refresque la memoria.

Recuerdo que cuando llegó a Lehendakaritza, lo primero que hizo fue tranquilizar a la banda criminal bancaria al decirles «la ley de vivienda vasca la dejaremos para el final».
Posteriormente, vio que sus planes iniciales eran cambiados en el Parlamento con la proposición de Ley de Vivienda que hace el grupo socialista. Y ahí todos/as pudimos ver la postura del PNV totalmente adversa a ella: faltando a reuniones, intentando descafeinarla, etc… Tuvo que ser la fuerza social a través de las Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Euskadi quien hace que su comportamiento quedase al descubierto frente a la ciudadanía.

Y desde entonces, su postura fue hacer proposiciones de ley inasumibles por el resto de grupos con la finalidad de ir alargando el debate sobre esta proposición de ley de vivienda hasta las elecciones municipales y forales. Entonces, durante la campaña electoral, el PNV argumentó que esa no es una Ley para la ciudadanía sino un medio para obtener votos por parte de la oposición de cara a esas elecciones.

Su partido el PNV, ha utilizado argucias deshonestas que han empeorado el derecho de acceso a la vivienda, como las empleadas en Etxebide, para empezar a solicitar documentación de las familias inscritas con la finalidad aparente de actualizar y conocer mejor su situación. Esto motivó que muchas familias no renovasen esa documentación debido al hastío que tienen por haber estado mucho tiempo inscritas en idéntica situación esperando, sin obtener solución a su problema. Con la nueva Ley, al exigir 4 años de inscripción previa en Etxebide, estas familias se ven obligadas a empezar de cero, perdiendo la antigüedad del tiempo que llevaban inscritas en Etxebide.

También es mencionable el comportamiento antisocial y mercantilista de otro organismo público, Alokabide, extensión de las medidas neoliberales del sistema, o como vulgarmente se diría, parte del negocio de los amiguetes en forma de subcontrataciones, «el negocio del alquiler social».

Denunciar a Alokabide, la empresa pública que gestiona los alquileres del Gobierno Vasco, por su aumento unilateral de cuotas mensuales, cartas amenazantes y los lanzamientos judiciales (desahucios). Actúa sin la menor humanidad, ni teniendo en cuenta que es y debe ser un gestor público de un derecho básico.

En el primer semestre, Alokabide ha puesto en la calle a unas 60 familias incapaces de seguir pagando unos alquileres alejados del nivel de los salarios, fruto de la precariedad laboral, el paro, la desigualdad y el abandono institucional.

Su gobierno no se ha preocupado de dar salida al problema de la vivienda de miles de familias durante su legislatura.

No hay una legislación seria a seguir en Euskadi. La actual normativa (acuerdos parlamentarios y protocolos municipales) es claramente obsoleta, ineficaz e inhumana.

Atenta contra los Derechos Humanos incluso de la Infancia, al no respetar la Convención de los Derechos del Niño. Se agrede a la Dignidad humana no dando salida a una necesidad tan básica y que cuenta con un enorme consenso y simpatía social.

En este momento sigue habiendo 5 desahucio al día en la CAV, 3 de ellos en Bizkaia, y familias que carecen de las atenciones requeridas en su situación, al tiempo que tenemos miles de viviendas vacías que pertenecen a la banca privada que sigue recibiendo múltiples ayudas públicas y ha tenido que ser rescatada con el dinero de todos/as.

Se ha rescatado un negocio privado ya de por sí muy privilegiado, y se ha abandonado a las familias que somos la fuente de toda la riqueza productiva del país.

Mi caso es un buen ejemplo de ello. El 18 de julio fui lanzada judicialmente de mi casa de forma vil e inhumana, sin aviso previo y solo con lo puesto. Después de haber tenido que recorrer todas las Administraciones (trabajadora social, SMUS, Etxebide, Viviendas Municipales, Concejalía de Vivienda, Alcaldía…) escuchando buenas palabras, sigo estando en la calle.

Continúo siendo tan invisible a las instituciones públicas como invisibles les resultan mis derechos fundamentales.

Su partido, Sr. Urkullu, tampoco «Las 5 de las PAH», las propuestas de las PAHs estatales: Dación en Pago Retroactiva, Alquiler Asequible, Stop Deshaucios, Vivienda Social y Suministros Garantizados, que cuentan con gran respaldo social.

La problemática social y las necesidades no cubiertas debido a la pobreza sobrevenida en Euskadi son mucho mayores de lo que las instituciones nos quieren hacer ver.

Tiene usted el tema de las ayudas sociales abandonado. No se están asignando los recursos suficientes a las ayudas sociales. Hemos podido comprobar que las solicitudes de Ayudas de Emergencia Social (AES) superaron en más de 4 millones de euros a la dotación prevista en los presupuestos parlamentarios de 2014. Pese a resultar insuficiente, se ha congelado la misma cantidad para 2015 y para 2016.

La RGI se queda corta para cubrir las necesidades de las personas que han caído en el paro forzoso; cuando una persona pierde su empleo o cae en la desgracia de una enfermedad, las situaciones acarreadas por su anterior vida le sitúan en una desventaja insalvable, desventaja sobrevenida por las leyes aprobadas por el sistema, que la llevan a una precariedad e incluso deudas con bancos y entidades públicas que la van metiendo en un hoyo que la RGI no ayuda a salvar y mucho menos su incompatibilidad con las AES. Eso nos lleva situaciones realmente inhumanas y dantescas, situaciones que este gobierno no llega a resolver con sus ayudas incompatibles entre sí.

No es lo mismo pobreza extrema, que una condena a la precariedad diaria que usted nos vende.

No, Sr. Urkullu, usted no es mi aliado ni está de mi parte ni va a tener mi voto, porque tengo memoria.

¿Qué debemos hacer como sociedad para hacer visible un problema tan dramático y con consecuencias que perdurarán durante generaciones? ¿Qué debe ocurrir para que nos concienciemos de que todos/as estamos implicados y debemos ayudarnos mutuamente?