Apoyo a la paz, ¿también en la propia Europa?

Etxerat acudió a Bruselas con intención de dar a conocer la situación de los prisioneros vascos dispersados en las cárceles españolas y francesas, situación que sus familiares y allegados padecen con mayor crudeza. Los miembros de la delegación tenían mucho que contar y encontraron a quien les escuchó. Desde una recepción oficial en el Parlamento flamenco hasta un encuentro con uno de los presidentes del Parlamento Europeo, así como con parlamentarios de todas las tendencias, incluido el luxemburgués del Partido Popular Europeo Frank Engel, quien aseguró no entender que se sigan manteniendo las medidas de excepción contra los presos vascos y que la política penitenciaria no se flexibilice para ayudar en la resolución del conflicto.

No es la primera vez que Etxerat acude a Europa, y sería de desear que esta visita supusiera un paso en el reconocimiento de la injusta situación provocada por la política penitenciaria de los estados español y francés, además de una mayor implicación de la UE en la resolución del conflicto vasco. Es preciso recordar que el Parlamento Europeo aprobó en octubre de 2006 una resolución en la que hacía un llamamiento a la contribución a esa solución; sin embargo, en el actual proceso de paz su inacción al respecto ha sido total. Una actitud que contrasta con el apoyo al proceso colombiano y la disposición a colaborar en la financiación de la etapa posterior al conflicto. Un apoyo del que el Gobierno español, con buen criterio, es uno de los principales impulsores, hasta el punto de estar dispuesto a colaborar con seis millones de euros cuando finalice el conflicto y a apoyar y facilitar al Tribunal Penal Internacional la aplicación de la justicia transicional, sin exigencias de disolución o cualquier otra condición.

Nada se puede objetar a la postura española ante el conflicto colombiano, tan razonable y responsable como perversa e irresponsable es su práctica en lo que al proceso de paz vasco se refiere.

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