Codicia de las eléctricas e indecencia pública

La desvergüenza en el Estado español supera todas las expectativas. Tiene siete millones de habitantes en la pobreza energética, teniendo que elegir  entre comer o pagar unas facturas disparadas de la luz, el agua o el gas y decide no cobrar una deuda multimillonaria –de más de 3.000 millones de euros– a las grandes compañías eléctricas. Gigantes como Endesa, Iberdrola o Gas Natural Fenosa aumentan sus beneficios desde que se mercantilizaron los suministros de bienes comunes. Insensibles ante una realidad en la que millones de ciudadanos pasan frío y viven en la oscuridad, cuentan para ello con la absoluta dejación de los poderes públicos a la hora de garantizar el acceso universal y sostenible a los mismos. Sencillamente tienen en nómina a políticos y responsables ministeriales del sector, con puertas giratorias en funcionamiento permanente. Solo así se entiende que se les perdonen tantos millones mientras que los presupuestos para fines sociales, en una situación de emergencia, se recortan con el falso pretexto de la falta dinero en la caja común.

El escándalo es mayúsculo. La investigación que secretamente desarrolla la Fiscalía Anticorrupción –una vez pasado el plazo para que el Estado reclame ese dineral– parece más pose que posición firme de meter mano a ese lobby tan peligroso. Cuando no se paga la luz, tienen el poder de venir sin avisar y llevarse el contador. Encarecen impunemente los recibos y, no contentos con ello, se quedan con 3.000 millones de dinero público sin que ningún partido, ni el Gobierno de Zapatero ni el de Rajoy, les pase factura por ello. Se trata de un modus operandi mafioso, socialmente dañino y destructivo, elevado a categoría de funcionamiento de Estado.

Así, el derecho a un nivel de vida adecuado y a la mejora de las condiciones de existencia es un imposible para millones de personas. Sí, identificar, prevenir y corregir las situaciones de pobreza energética es necesario y urgente. Pero también señalar a sus responsables y sus beneficiarios. Y combatir tanta codicia e indecencia.

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