El Nobel de la Paz alerta sobre el peligro nuclear

La Campaña Internacional contra las Armas Nucleares (ICAN) ha recibido este año el Premio Nobel de la Paz por su trabajo de concienciación sobre los peligros de este tipo de armamento, y por abogar por su prohibición. De hecho, esta campaña, que reúne a ONG de un centenar de países, ha logrado el primer acuerdo para prohibir las armas nucleares en el mundo. Fue firmado el pasado verano por dos tercios de los países de la ONU. Entre ellos no hay ningún país que posea arsenales nucleares, ni tampoco están sus aliados más cercanos que –como por ejemplo Noruega– se escudan en que esa firma debilitaría a la OTAN. El ICAN, sin embargo, considera que la idea de que las armas nucleares sean una fuente legítima y esencial de seguridad resulta, además de errónea, muy peligrosa porque alienta la proliferación y socava el desarme.

El galardón llega en un momento en que las tensiones entre países que poseen armas nucleares continúan creciendo. La debilidad de las instituciones de seguridad colectiva es una de las causas de esta escalada. El ejemplo más claro está en los intentos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de renegociar el acuerdo nuclear con Irán, a pesar de que los verificadores certifican que este país está cumpliendo lo pactado, y el resto de firmantes ha negado categóricamente que pueda renegociarse. En todo caso, la ruptura del acuerdo iraní serviría para afianzar en muchos países la visión de que la opción nuclear es la única que permite garantizar la soberanía frente a una posible agresión externa. En este contexto, la posibilidad de avanzar hacia una solución negociada para la península de Corea, otro de los focos de tensión nuclear, también se desvanecería.

Este Nobel es un premio oportuno que pone el foco en la necesidad perenne y urgente de prohibir las armas nucleares para preservar a la humanidad de un enfrentamiento nuclear que, cada vez más, se ve como posibilidad real.

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