Hubo reunión y debe haber presión social

Las declaraciones de la ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, asegurando que su Gobierno está atendiendo peticiones individuales de acercamiento de presos vascos a Euskal Herria han creado revuelo y cierta confusión, al igual que la reunión, en julio pasado, de su jefe de gabinete con personas ligadas a organismos defensores de los derechos de los presos vascos. Todavía ayer tarde alguna agencia de información afirmaba que Sortu había confirmado que se había reunido con representantes del Ministerio de Justicia galo, cuando lo que confirmó fue la existencia de la reunión, del mismo modo que lo hizo la diputada del PS Colette Capdevielle.

El ministro español de Justicia, Rafael Catalá, con ánimo de aclarar el asunto, lo enturbió un poco más al referirse a la normativa europea según la cual los presos de un estado encarcelados en otro deben cumplir sus penas en el de origen, cuyo sentido no es otro que la proximidad del preso con su entorno afectivo. Al respecto, el ministro negó que el Estado francés vaya a trasladar «de forma masiva» a los presos vascos, ya que, según dijo, las decisiones al respecto las han de tomar los dos estados; es decir, acordar si cumplen o no, o en qué casos cumplen la normativa europea. Catalá también se refirió a las declaraciones que hizo Taubira en su presencia y a la reunión de julio, para asegurar que la política penitenciaria francesa no se ha movido en absoluto y repetir que la española tampoco lo hará.

Lo cierto es que dicha reunión tuvo lugar y resulta significativa porque responde si no a una necesidad, sí a una incomodidad del Gobierno francés, que se ve impelido a insinuar al menos cierta voluntad de acometer el tema del conflicto en el que ocupa un lugar principal el futuro de los presos vascos. No parece casualidad que la reunión tuviera lugar tras la Conferencia de Paz de París, y cabe recordar, asimismo, que la resolución del conflicto ha concitado el acuerdo de prácticamente todo el espectro político y social de Ipar Euskal Herria. Significativo y muestra de la necesidad de la presión de la sociedad y sus agentes.

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