La lucha por la igualdad, el respeto y la integridad

Martin McGuinness fallecía la noche del lunes en Derry tras una enfermedad que lo ha diezmado en pocos meses y a la que finalmente no ha podido vencer. Desgraciadamente, hay cosas que no están sujetas a negociación. Aunque esperada, su muerte ha conmocionado a la comunidad republicana y ha tenido un importante eco internacional. Tanto sus compañeros como sus adversarios han reconocido su talento, su perseverancia y el papel crucial que ha tenido McGuinness en el logro de la paz y el cambio político en Irlanda.   

Para encontrar esos valores no hay que retrotraerse a su militancia en el IRA, a su capacidad negociadora en el proceso de paz o a su labor en las instituciones. En su último movimiento político, dimitiendo de su cargo de viceministro principal, desmontando el veto unionista en Stormont, forzando elecciones y acelerando el relevo generacional republicano, el líder del Sinn Féin volvió a demostrar una inteligencia política descomunal, un pensamiento clarividente y una gran determinación por avanzar hacia una Irlanda unida, libre y justa. Han generado condiciones inéditas para su proyecto emancipador. Sus últimas palabras también demuestran su talla humana y política. Imaginando esa isla del futuro, McGuinness piensa en términos de generaciones, de comunidades y de país, y plantea abiertamente que en esa Irlanda nunca tratarán a quienes piensan o sienten diferente como les trataron a ellos cuando eran jóvenes.

Esa trágica historia de opresión, segregación y discriminación marco sus vidas y su lucha. Las lecciones que sacaron los republicanos de todo ello marcarán el futuro de Irlanda. Su agenda por la igualdad, el respeto y la integridad es revolucionaria. Y en ese sentido McGuinness deja un gran legado: un movimiento inteligente, una cultura política responsable y comprometida con la comunidad, un ejemplo militante tenaz y una visión política inspiradora.

Bilatu