La salud laboral, indicativo de progreso social

El día internacional de la seguridad y salud laboral estuvo caracterizado por la convocatoria de movilizaciones para denunciar las consecuencias que tienen en la salud de las y los trabajadores las malas condiciones de trabajo. También fue una jornada para evaluar los frutos de una lucha mantenida con tesón y que ha dejado importantes avances estos últimos años, sobre todo en relación con las muertes en accidente de trabajo o por enfermedad profesional. Aun así, el camino por recorrer es todavía largo. Muchos son los aspectos a mejorar y, entre ellos, el del reconocimiento de las enfermedades profesionales. Un registro mucho más exhaustivo que el actual permitiría valorar en toda su amplitud el impacto que tienen.

La jornada dejó un par de apuntes para la reflexión. En Hego Euskal Herria las bajas por accidente o enfermedad laboral más frecuentes, casi el 40%, son por posturas forzadas y movimientos repetitivos. El dato muestra lo extendidas que están en nuestras empresas las condiciones de trabajo insalubres y el escaso esfuerzo invertido en la mejora de los puestos de trabajo para evitar lesiones a los operarios. El hecho resulta más grave si cabe teniendo en cuenta la dimensión institucional que se le está dando a la llamada cuarta revolución industrial o industria 4.0 que, se supone, llega para mejorar la base tecnológica de la actividad productiva. Por otro lado, organismos internacionales llevan tiempo advirtiendo del ininterrumpido aumento del impacto de enfermedades relacionadas con las condiciones de vida y trabajo, pero que no se catalogan como tales, como la depresión o la ansiedad. Su difusión es un claro indicador de la precariedad, el estrés y la inseguridad en la que viven cada vez más trabajadores.

La evolución de la salud laboral en nuestro país indica que la industria 4.0 está muy lejos de proporcionar un entorno laboral medianamente saludable. Y eso en una sociedad que se califica a sí misma de avanzada.

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