Nafarroa decide decidir y entierra el navarrismo

E l debate y las resoluciones aprobadas ayer por el Parlamento de Nafarroa en torno al derecho a decidir tienen una importancia simbólica considerable, pero sobre todo deben adquirir con el tiempo una eficacia práctica enorme. En el primer aspecto, bien puede compararse a aquella sesión del Parlamento de Gasteiz que en 1990 proclamó el derecho de autodeterminación entre una gran controversia, aunque un cuarto de siglo después las cosas sigan donde estaban. Es en la influencia real donde la decisión de la nueva mayoría parlamentaria puede cambiar radicalmente lo que Nafarroa ha sido hasta ahora. Y es que, lejos de los relatos oficiales que la han vendido como una Arcadia feliz, aquí ha habido una falta de democracia básica: su ciudadanía es la única del Estado que ni siquiera ha sido escuchada sobre su estatus. También una sumisión evidente: ese Estado solo ha primado a Nafarroa cuando y para lo que a él le ha interesado.

En este sentido, y tras 35 años de mayorías repetidas hasta el punto de definirse generalizadamente como régimen, es casi revolucionario que el Parlamento haya reivindicado alto y claro que Nafarroa tiene derecho a decidir su futuro. Y que lo haya hecho, además, mostrando que va a empezar a hacerlo, con el compromiso de un proceso de reforma del Amejoramiento (que por supuesto sea esta vez votado en el referéndum negado desde 1982) y de una ley de consultas ciudadanas que dé la voz y la decisión, de una vez por todas y sobre todos los temas, a la ciudadanía.

El cambio de paradigma, expresado de momento en palabras que tendrán que dar paso a hechos, es tan potente que cabe hablar del inicio del fin del Amejoramiento en su actual concepción, excluyente y antidemocrática. Y más seguro todavía es que ayer murió una doctrina política mal llamada navarrismo y basada exactamente en lo contrario: negar a la ciudadanía navarra madurez para decidir y perpetuar el sometimiento a Madrid. La trampa no estaba en el debate de ayer, como dijo Javier Esparza (UPN), sino precisamente en que no se haya dado en estos 35 años.

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