Prisioneros vascos: la política avanza escenarios

Una de las frases que más ha repetido el presidente del Gobierno español estos días es una pregunta: «¿Cómo hemos llegado hasta aquí?». Se refiere a Catalunya, obviamente, pero es aplicable a otras muchas cuestiones pendientes. La respuesta está en el modo antipolítico con el que Mariano Rajoy afronta los temas políticos: fijar posición y no moverse, no hacer nada. La negación del diálogo y el acuerdo son el paradigma de su (no) política. Y cuando esta no cumple su cometido, los problemas no hacen más que complicarse y enquistarse. En Euskal Herria hace tiempo que se buscan nuevos caminos para superar esa negativa a la política, y esta semana hemos tenido dos buenas noticias en el ámbito carcelario.

Representantes institucionales y de la sociedad civil de Ipar Euskal Herria se han reunido con el Ministerio de Justicia francés para crear un espacio de trabajo que permita abordar cambios en la política penitenciaria. La delegación vasca espera, asimismo, que se adopten medidas significativas antes de la manifestación del 9 de diciembre en París. La noticia muestra una actitud proactiva del Gobierno francés y una agenda propia que trata de afrontar los problemas por medios políticos, a través del diálogo y el acuerdo. Una forma de actuar inteligente que, de llegar a buen puerto, rebajaría la tensión y evitaría sufrimiento a presos y familiares, y le permitiría ganar legitimidad.

Por el contrario, el Estado español continúa anclado en la excepcionalidad, sin que haya ningún signo de que vaya a moverse a corto plazo. Y por esa razón resulta positivo que EH Bildu y Elkarrekin Podemos hayan acordado una fórmula para que la política penitenciaria se vaya diseñando en el Parlamento de Gasteiz, a pesar de que la transferencia continúa pendiente y a pesar también del veto impuesto en su día por los partidos unionistas y el PNV al debate. Avanzar lo que más pronto que tarde llegará no hace sino acelerar ese tránsito.

Bilatu