Tres años después la tragedia continúa en Gaza

Ayer murió un palestino tiroteado por el Ejército de Israel tras un supuesto intento de atropello en el sur de Cisjordania. Dos días antes moría un niño palestino de 18 meses a causa de los gases lanzados por la Policía israelí durante unas protestas. Ejemplos que muestran que a pesar de los ingentes medios militares usados por los ocupantes, la situación de violencia en Palestina no remite.

Paradigma de la solución militar a los problemas de seguridad que se ha ensayado una y otra vez en Palestina fue la operación que hace ahora tres años lanzó el Ejercito israelí contra la franja de Gaza. Bautizada con el nombre de «Margen protector» fue una ofensiva militar a gran escala por tierra, mar y aire que se desarrolló durante 50 días. La operación costó la vida a 2.251 palestinos, dos terceras partes de los cuales eran civiles –y de ellos 551 niños–. La destrucción fue enorme: 11.000 casas fueron totalmente destruidas y 6.800 sufrieron daños tan graves que no permitían su uso. Desde entonces contenedores metálicas y humildes tiendas sustituyen en muchos casos a las viviendas que lentamente van siendo reconstruidas con ayuda de la comunidad internacional. Como recuerdan los habitantes de la franja, la guerra fue dura pero los siguientes tres años han sido mucho más difíciles.

A pesar de algunas pequeñas victorias diplomáticas, como la declaración de la Ciudad Vieja de Hebrón como Patrimonio Universal palestino en peligro por la Unesco –inmediatamente contestada por el Gobierno de Israel con el recorte de los fondos que aporta a este organismo internacional–, la situación humanitaria en Palestina es cada vez más crítica. A la pobreza por el bloqueo y la falta de actividad económica se suma un entorno cada vez más degradado, tanto por la destrucción provocada por la guerra como por la falta de bienes básicos. El fracaso de la comunidad internacional en Palestina es evidente, pero inclinarse por el olvido no puede ser una opción.

Bilatu