Un modelo de gestión llamado corrupción

La novela picaresca, de notable éxito en la literatura española, surgió como reacción contra los abusos del poder institucional. Paradójicamente, ese género literario es modelo de gestión en buena parte de las instituciones públicas del Estado español, bajo el nombre de corrupción. Enumerar solamente los casos que han aflorado en los últimos meses supondría una ardua tarea, y también exige un considerable esfuerzo recordar los de los últimos días en instituciones a cargo del PP y en el propio partido.

Javier Maroto, vicesecretario Sectorial del PP y exalcalde de Gasteiz, se mostró ayer partidario de «una purga» contra los corruptos, «se lleve a quien se lleve por delante», incluidas, la exalcaldesa de Valencia y la presidenta del PP de Madrid, si fuese el caso. No mencionó la posibilidad de que esa «purga» también se lo lleve a él, si fuese el caso, cuando se resuelva la causa abierta por los alquileres de unos locales que perjudicaron económicamente al Ayuntamiento de Gasteiz. Las de Maroto no son las primeras declaraciones en ese sentido de un dirigente del PP, partido que periódicamente, sobre todo cuando se ve salpicado en ese tipo de «irregularidades o ilegalidades», trata de aparecer como adalid contra la corrupción.
Los últimos acontecimientos no se han producido en el mejor momento para un PP cuya única iniciativa tras las elecciones ha sido advertir de que un gobierno en el que ellos no participen sería aún peor que el suyo. A lo más que ha llegado ha sido a proponer un pacto de cinco puntos que se resumen en dos: en lo económico, más de lo mismo, y en lo político, también: la unidad de España.

Sin embargo, ese modelo de gestión institucional no es exclusivo del PP, como demuestra el argumento más utilizado en los debates entre los partidos que se han turnado en la Moncloa: «y tú mas». O los partidarios de pactar con Rajoy en el seno del PSOE, para no poner en peligro el entramado del cual ellos han formado parte, en nombre de esa unidad. Al margen de otras razones, por salubridad resulta ineludible alejarse de tanta podredumbre.

Bilatu