La Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA) anunció ayer el inicio de las gestiones para formalizar una nueva Denominación de Origen Protegida, para la que proponen el nombre de Arabako Mahastiak-Viñedos de Álava. La asociación da respuesta así a la petición de cuarenta bodegas de Araba de crear un nuevo ámbito de protección para sus vinos, vistos los riesgos a los que están sometidas hoy en día dentro de la uniforme y uniformizadora Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja, que no respeta las especificidades alavesas.

El malestar no es nuevo en muchas de las bodegas de Araba, que ven diluido su peso en una mastodóntica DOC en la que apenas tienen cinco votos de doscientos y en la que la voz cantante la llevan las grandes bodegas, interesadas en aumentar la producción por encima de cualquier consideración ligada a las características determinadas de cada viñedo y de cada territorio. Las cifras hablan por si solas: en apenas dos décadas, las bodegas adscritas a la DOC Rioja han cuatriplicado su producción. Junto a la obsesión por aumentar la cantidad por encima de la calidad, se ha cerrado el paso además a admitir cualquier tipo de especificidad y diversidad dentro de una DOC evidentemente plural. Esta tozudez no aguanta la más mínima comparación con territorios cercanos: en Burdeos existen 58 denominaciones de origen, en Borgoña 97 y en toda Italia hasta 2.400. En la Rioja, una y nada más que una.

Este modelo de explotación vitivinícola condena al ostracismo a los pequeños productores, los más ligados al territorio. Ahora está en manos de las instituciones, especialmente del Gobierno de Gasteiz, impulsar esta nueva Denominación de Origen Protegida (un escalón previo al DOC, según la normativa europea). Durante años las ayudas de Lakua han servido para fortalecer una Denominación que ha jugado en contra de los intereses de los pequeños productores de Araba; ahora tiene la oportunidad de enmendar estas políticas y apoyar la especificidad de un territorio que quiere apostar por otro modelo vitivinícola.