Unesco, otro paso para enterrar la multilateralidad

Estados Unidos anunció ayer que se retira de la Unesco. Justificó su salida acusando a la organización internacional de mostrar un sesgo antiisraelí. La decisión no ha causado mayor sorpresa después de que la Administración de Barack Obama recortara su aportación en 2011, cuando la Unesco aceptó la entrada de Palestina como miembro de pleno derecho. Posteriormente, en 2013, EEUU perdió su voto por las deudas que acumulaba. Israel fue el único país que, además de celebrar la decisión de la administración norteamericana, decidió seguir sus pasos y anunció también su retirada.

La organización de la Naciones Unidas cuyo objetivo es contribuir a la paz y a la seguridad en el mundo por medio de la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones no ha estado libre de polémicas y conflictos. Sus intentos para preservar la diversidad cultural en el mundo y poner coto al poder de los países ricos ha generado fricciones desde su creación. Sudáfrica se retiró en 1957 a consecuencia de las críticas al régimen de apartheid. EEUU se desvinculó en 1985 para protestar por el proyecto Nomic que buscaba redistribuir y balancear los flujos de información entre los países ricos y los del tercer mundo. Por ese mismo motivo Gran Bretaña y Singapur abandonaron la organización un año más tarde. Finalmente aquel proyecto fue relegado al olvido.

El actual conflicto es algo más que un intento de imponer ciertas posiciones en la Unesco. En un momento en el que los problemas globales amenazan al mundo, Estados Unidos no solo ha renunciado a liderar su resolución, sino que además está socavando todas las instituciones multilaterales que podrían contribuir a encauzar esos retos, ya sean estas para detener cambio climático –como el Acuerdo de Paris–, o la amenaza nuclear –como el acuerdo sobre el programa nuclear iraní–. La única preocupación global de Donald Trump es cómo imponer sus criterios en todo el mundo y para eso necesita tener las manos libres.

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